Un año más, el tradicional Sermón de las Tortillas de la ciudad de Teruel no va a poder llevarse a cabo con normalidad debido a la situación provocada por el coronavirus. Así lo ha anunciado este lunes la alcaldesa de la ciudad, Emma Buj, en la Junta Local de Seguridad del Ayuntamiento de Teruel, quien ha explicado que “no es momento de bajar la guardia, sino todo lo contrario para mantener estos datos tan bajos de contagios”.

Esta Junta Local de Seguridad está copresidida por la alcaldesa de la capital y el subdelegado del Gobierno en Teruel, José Ramón Morro. Ambos han hecho un llamamiento a la responsabilidad y a la prudencia ante los próximos días festivos, especialmente en el Sermón de las Tortillas.

Respecto a esta festividad, han anunciado que se va a establecer un dispositivo especial ya que este año no se pueden reunir más de seis personas no convivientes al aire libre. “Estamos hablando de frenar un virus que se transmite conforme nos movemos las personas, es decir, a mayor contacto de las personas, mayor transmisión”, ha indicado la alcaldesa, recordando que “en estos momentos, Teruel, afortunadamente, está en una situación de incidencia especialmente baja, pero eso no debe dar lugar a que nos relajemos, lejos de ello”. En este sentido ha hecho un llamamiento a toda la ciudad de Teruel para que en el día del Sermón de las Tortillas “no hagamos celebraciones que no estén permitidas y tengamos el menor contacto posible para no repetir una ola similar a la que tuvimos después de las navidades”.

Además, este día habrá una presencia policial especial en la Fuente Cerrada y en otros lugares similares del entorno de la ciudad, y se van a controlar con el dron de la Policía Local no sólo las zonas de merenderos sino también “todas esas reuniones que no deben producirse en chalets, terrenos, huertos, etc.”.

Tradición

Esta tradicional fiesta hace que todos los vecinos de la capital turolense celebren el martes de Pascua con una comida al aire libre en los alrededores de la ciudad, provocando así que el casco urbano quede prácticamente vacío.

El origen de esta tradición se remonta a los tiempos de la fundación cristiana de la ciudad cuando el martes de Pascua, según lo dispuesto en los Fueros de Teruel, los ciudadanos elegían los cargos que con carácter anual regían la ciudad. La convocatoria para designar a los cargos fue elegida en el siglo XV por la Cofradía de Nuestra Señora de la Villa Vieja y de la Sangre de Cristo, que aún sale en procesión en la Semana Santa, para dar una comida a los vecinos más pobres.

La hermandad los reunía en las afueras de la ciudad, en una ermita ya desaparecida y que estaba situada en las proximidades del actual Centro Penitenciario de Teruel.

Los que acudían a la comida recibían primero un sermón y después tomaban distintas viandas, entre las que no faltaba la tortilla, uno de los alimentos más nutritivos de la época.