Un Talgo de alta velocidad de la línea Madrid-Zaragoza-Lérida se estrelló ayer al mediodía contra los topes de una vía muerta en Urda (Toledo) en el transcurso de unas pruebas en la línea del AVE Madrid-Sevilla. El maquinista se partió un brazo y sufre politraumatimos y otros cuatro técnicos heridas leves como consecuencia del choque, que provocó el descarrilamiento de la locomotora y de cuatro coches de pasajeros.

El maquinista fue trasladado en helicóptero al hospital Virgen de la Salud de Toledo, donde fue ingresado para ser sometido a curas y a distintas pruebas. A última hora de la tarde iba a ser trasladado a La Paz de Madrid, al vivir en la capital. El dueño de un olivar cercano llevó a los cuatro técnicos heridos al centro de salud de la localidad de Consuegra, aunque acabaron en el mismo centro hospitalario de Toledo. Todos fueron dados de alta.

La compañía Renfe, responsable de las pruebas, ha abierto una investigación y no descarta ninguna hipótesis que explique por qué el tren no se detuvo a tiempo. Se baraja que el maquinista tuviera un fallo al frenar o que el sistema no funcionara correctamente, aunque se dejó muy claro que el siniestro "no se hubiera podido producir con un tren en circulación comercial".

BLOQUE DE HORMIGON El Talgo en pruebas colisionó contra la topera --un bloque de hormigón dotado con dos grandes topes cilíndricos de metal-- de una vía muerta cuando iba a ser estacionado para dejar la vía general libre. El punto del accidente se encuentra cerca de La Sagra, donde se revisan los trenes Alsthom de alta velocidad.

El siniestro apenas afectó al tráfico en la línea del AVE y sólo un convoy Madrid-Sevilla sufrió una demora de media hora

Los técnicos advirtieron de que cuando se prueban los tres sistemas de frenado del Talgo, dos se desactivan para que actúe en solitario uno de ellos. Este hecho podría haber influido en la hipótesis del fallo mecánico. Además, se da la circunstancia que el maquinista es uno de los mayores expertos de Renfe y conduce trenes de alta velocidad desde la apertura de la línea Madrid-Sevilla en 1992.

INVESTIGACION La empresa pública analiza desde ayer las cajas negras, los distintos sistemas del tren y las conversaciones que quedaron grabadas entre el convoy y el centro de mando del AVE, ubicado en la estación de Atocha.

Las citadas fuentes no supieron concretar la velocidad a la que circulaba el convoy, aunque descartaron que fuera a más de 60 kilómetros por hora por las limitaciones que impone el desvío de la vía y por los daños que sufrió la locomotora. De hecho, entre la aguja de la vía general del AVE y la topera distaba más de un kilómetro de distancia.

En la línea del AVE entre Madrid, Zaragoza y Lérida, con mayores medios tecnológicos, se puede alcanzar los cien kilómetros por hora en las vías muertas. En éstas se han eliminado las toperas y se han sustituido por una playa de arena para detener los trenes sin que sufran daños en caso de que no frenen a tiempo.

Horas después del siniestro, el secretario de Estado de Infraestructuras, Benigno Blanco, afirmaba en Lérida que las pruebas iban "muy bien" y que a fin de año habrá trenes Talgo y Siemens en servicio.