Hacía años que Zaragoza no tenía tantas buenas expectativas de crecimiento en cuanto a la construcción de viviendas como las que, aseguran desde el sector, tiene en estos momentos de cara a los próximos años. Aseguran que todavía no han olvidado los efectos del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, algunas firmas siguen arrastrando las consecuencias de la crisis del 2008, pero también apuntan a la proliferación de terrenos o sectores en los que los focos de atracción de inversiones privadas para invertir en levantar pisos crecen al calor de decisiones políticas o de tendencias del mercado. Y que lo difícil será ponerle el cascabel al gato, acotar esa demanda y entender que lo prioritario en la ciudad debería ser cerrar «brechas urbanas» como las del barrio del AVE o la avenida Cataluña.

Estos sectores generan interés en esos inversores con músculo para meter su dinero en la capital aragonesa pero también tienen importantes contraindicaciones que dependen de la Administración. En el caso de las inmediaciones de la intermodal de Delicias, de la avenida Ciudad de Soria o los suelos de la antigua estación del Portillo, pasarían por las elevadas expectativas que la sociedad Zaragoza Alta Velocidad tiene depositadas en la obtención de ingresos con su venta. Se entiende que quizá salga adelante cuando esté dispuesta a asumir pérdidas con la operación y no recuperar toda la deuda que atesora.

En el caso de la avenida Cataluña todo pasa por las importantes cargas urbanísticas que acumulan esos terrenos en un plan urbanístico de desarrollo que ni siquiera ha definido el actual equipo de gobierno PP-Cs con un proyecto sólido, o siquiera repensado para abaratar el precio de esa inversión privada que llene de pisos y equipamientos ese extremo de Zaragoza que está a solo cinco minutos del centro de la ciudad. Interés privado hay, y mucho, voluntad política, cada vez menos.

Una apuesta desde el ayuntamiento siempre tiene sus efectos inmediatos en el sector de la construcción y, en este sentido, sobresale estos días otra zona de la ciudad que parecía dormida desde hace más de una década: el entorno de Miraflores y el pabellón Príncipe Felipe, y al otro lado del tercer cinturón, los terrenos donde en el pasado se planteó la construcción de la nueva Romareda. Se trata del inicio de los trabajos de la prolongación de la avenida tenor Fleta, que no solo hace renacer la esperanza de una mejor comunicación de esta arteria principal que conectará con el centro de Zaragoza, también revaloriza el interés y el precio de los tres sectores donde el planeamiento de la ciudad ya contempla la creación de más de mil pisos de obra nueva.

Quizá el despegue de esta zona amortigüe el efecto que ya está teniendo otra de las zonas emergentes de la capital aragonesa en cuanto a la construcción de vivienda: Arcosur. «En los próximos 10 o 15 años van a convivir estos dos focos de obra nueva, junto a la avenida Cataluña si finalmente se desbloquea el proyecto de reforma del vial», explicó a este diario Carlos Pérez, de la promotora Gestihabitat, para quien «debería ser más importante cerrar brechas en la ciudad» que crecer extramuros. Aunque en el sur augura que «un proyecto como Bon Área, en Épila, podría traducirse en la compra de pisos en Arcosur».

Hospital privado

Tenor Fleta es ya un sector prometedor, en opinión de Juan Carlos Bandrés, presidente de la Confederación de Empresarios de la Construcción en Aragón y responsable de Grupo Lobe, porque además otro entorno próximo, Parque Venecia, tiene el suelo edificable «agotado» y puede seguir los pasos de lo que ya está ocurriendo al oeste de la ciudad, en Miralbueno, con muchas promociones terminadas o en marcha en los últimos años.

A su juicio, otro de los alicientes importantes cree que será la construcción del hospital privado en la prolongación de Gómez Laguna. «El mercado valora mucho la ubicación», remarca, a la hora de centrar las inversiones y un foco de actividad como es la sanitaria, sobre todo si es un centro de primer nivel, suscitará el interés de los inversores por los suelos del entorno. Y eso sí parece entrar en los planes del ayuntamiento.