Los 213 pasajeros que ayer viajaron desde Vigo hasta Barcelona, con parada en Zaragoza, disfrutaron durante dos horas de las vistas del intercambiador del Delicias. Pero por obligación. Una avería en el pantógrafo de un tren Alvia les retuvo a la entrada de la capital, a tan solo cinco minutos de la estación, hasta que fueron trasladados a otro ferrocarril que acudió al rescate.

La llegada a la capital zaragozana estaba prevista a las 19.04 horas y lo hicieron a las 21.00 horas. Fuentes de Adif indicaron que "un fallo en el pantógrafo" provocó que el Alvia se quedara parado en el intercambiador de Delicias "sin posibilidad de proseguir su camino", por lo que activaron el protocolo y enviaron otro tren. Del lugar de la avería a Zaragoza había tan solo cinco minutos que se convirtieron en 120.

La empresa aseguró que todos los pasajeros serán indemnizados por el retraso.

Daniel Solana, uno de los pasajeros con bajada en Zaragoza y que había subido al tren a las 17.13 horas en Pamplona, criticó la falta de información por parte de la empresa que en ningún momento explicó lo que estaba sucediendo. "Estábamos parados, agobiados por el calor porque el aire acondicionado no funcionada. No había luz y la megafonía no funcionaba en todos los vagones", explicó. "La gente estaba desconcertada, sobre todo los que iban hasta Barcelona". El Alvia tenía, además de las capitales de provincia, estación en Lérida y Tarragona.

El malestar de los viajeros se incrementó cuando se produjo el intercambio de trenes. "Nadie nos decía nada. Estuvimos casi dos horas sin saber nada y lo único que nos dijeron es que había una avería".

Por los pasillos el personal de Adif escaseó. "Unos chavales tuvieron que abrir una de las puertas para renovar el aire, de Adif no apareció nadie". Hasta las 20.30 horas que llegó el tren de relevo.

Entre los pasajeros, la Policía Local que acudió al escenario, y miembros de la empresa trasladaron las maletas de los pasajeros al tren sustituto y en apenas media hora retomaron el camino.