Aviación Civil ha abierto una investigación para averiguar la causa del accidente sufrido el domingo por la tarde por un planeador que se estrelló súbitamente contra el suelo cuando sobrevolaba la zona montañosa de Las Blancas, entre Borau y Aratorés, en la comarca de Jaca. En el siniestro perecieron en el acto los dos ocupantes del aparato, ambos de nacionalidad finlandesa y "expertos pilotos", según informaron ayer en el aeródromo de Santa Cilia de Jaca, de donde había salido la aeronave poco antes de producirse el siniestro.

Cerca del lugar donde cayó el velero, los equipos de rescate encontraron el cadáver de un buitre, por lo que no se descarta que el accidente se debiera a la colisión con el ave. Los fallecidos son P. P., de 65 años, y T. H. A. K., de 59. Los dos formaban parte de un grupo de finlandeses que hace varios años que pasa sus vacaciones en la zona y que utiliza planeadores de su propiedad para volar sobre el Pirineo.

Los cadáveres de los pilotos fueron trasladados ayer al tanatorio de Jaca para la práctica de la autopsia y su posterior repatriación a Finlandia, según indicaron fuentes de la Guardia Civil en la provincia de Huesca.

"Los planeadores o veleros carecen de motor y tienen que ser remolcados por una avioneta hasta un altitud en la que ya pueden volar de forma autónoma", explicó ayer Ana Alegre, responsable de operaciones del aeródromo de Santa Cilia, una instalación que abrió hace doce años junto a la carretera entre Jaca y Pamplona. "Son aparatos muy seguros y no sabemos qué ha podido pasar porque el tiempo era bueno para volar", añadió.

De momento, la Comisión Nacional de Investigación de Accidentes, dependiente de Aviación Civil, ha enviado a varios expertos a la zona que ayer remontaron la pista de Las Blancas y se dirigieron al punto en donde cayó el planeador, a unos 2.000 metros de altitud.

El aeródromo de Santa Cilia ha sufrido otros accidentes de carácter grave. En agosto del 2001, un piloto alemán, Hermann Kilger, perdió la vida cuando su velero se estrelló en un paraje cercano a San Juan de la Peña. Y en el verano del 2002, un aficionado navarro de 32 años murió en una accidentada toma de tierra. En el aparato viajaba otro tripulante que resultó herido grave.

Más adelante, en enero del 2008, una avioneta que realizaba un vuelo deportivo sufrió problemas y cinco ocupantes se lanzaron en paracaídas mientras el piloto intentaba aterrizar en un campo de cultivo. Dos de los saltadores sufrieron lesiones y tres resultaron ilesos.