El mes de agosto sigue siendo el preferido por los aragoneses para el tradicional éxodo vacacional. Ayer, primer domingo de agosto, las calles de Zaragoza y de las principales ciudades aragonesas, permanecieron casi desérticas a lo largo de toda la jornada festiva. La fotografía fue tomada sobre las cinco de la tarde. A esa hora, las diariamente bulliciosas y transitadas calles principales de la capital aragonesa se transformaron en una tranquila zona de paseo de la ciudad que sólo se vio alterada por la presencia de unos negros nubarrones que amenazaban lluvia.