Ayerbe ha conseguido que su campaña de empadronamiento esté siendo todo un éxito. Esta localidad de la Hoya de Huesca, con en torno a los 1.100 habitantes en el año 2016, vio entonces cómo su curva de población descendía progresivamente, hasta perder un centenar de vecinos. El último dato oficial es de 1.009 y según el alcalde, Antonio Biescas, el descenso continuaba porque en mayo rozaban los mil. En tres semanas han logrado sumar casi treinta nuevos empadronamientos, por lo que su población es ahora de 1.030. «Hemos conseguido darle la vuelta a la situación y parar la dinámica negativa de continua pérdida de censo», afirma Biescas.

El ayuntamiento realiza una labor de información que advierte sobre el riesgo que supone bajar de los 1.000 habitantes. «La gente ve que muchas de las subvenciones van motivadas por la población, si bajas de 1.000 se puede ver reducido el 30 o 40% , calculamos que sobre nuestro presupuesto de 1.200.000 euros aproximadamente, podríamos perder 400.000 de financiación», explica.

La campaña arrancó en agosto, cuando Ayerbe soporta más de 2.000 inquilinos, pero durante el año tienen residencia más de unas 1.400 personas, que duermen allí pero trabajan normalmente en Huesca o Zaragoza gracias a las buenas comunicaciones. Hacia ellos fue este llamamiento. «Se trataba de que la gente conozca la importancia de empadronarse para conservar servicios que todos necesitamos, como la asistencia sanitaria de 24 horas o tener ESO, y además convencer a nuevos habitantes para venir a vivir a un entorno privilegiado como el nuestro», asiente. La llamada se realizó justo en los meses de verano, cuando llegan los hijos e hijas de Ayerbe y los turistas, para que se conciencien del problema.

Más residentes

En Ayerbe viven más de los que está empadronados, por motivos laborales o personas jubiladas que no han cambiado su empadronamiento. Se nutre de los tributos, impuestos y tasas y de las subvenciones públicas, por lo que si pierde financiación, se encarecerían servicios como la escuela infantil, otros dejarían de ser gratuitos, como el uso del polideportivo, y algunos podrían desaparecer. «Si enseñas esos ejemplos a la gente se da cuenta de la importancia», subraya.

La iniciativa nació con una bolsa de alquiler de vivienda. El consistorio actúa como intermediario entre los propietarios y los interesados. «Vimos que había necesidades, mucha vivienda cerrada y vecinos que no se planteaban alquilarla», indica. «El año pasado vinieron 33 profesores y solo siete u ocho se establecieron aquí. Por ello estamos habilitando una vivienda para maestros, para que puedan quedarse más», comenta.

El colapso por la pandemia del covid-19 y el confinamiento ha supuesto un realce del mundo rural como futuro más saludable que, de forma indirecta, les ha podido beneficiar. «Todos lo hemos pasado mal, pero si pones una escala de sufrimiento creo que es mejor estar en un ámbito rural, con espacios más amplios, que en un piso en Madrid sin ventana y cincuenta metros cuadrados», argumenta Biescas.

La campaña seguirá poniendo el foco sobre el atractivo de la localidad oscense, que cuenta con fibra y disfruta de un afianzado dinamismo cultural. «Hay calidad de vida gracias a la tranquilidad y la confianza con la gente, y el poder conocer a todos», defiende Noelia Gracia, vecina y presidenta de la agrupación folclórica Santa Leticia, con 50 años de trayectoria.

La lucha de Ayerbe contra la despoblación no se queda en este gesto. Son conscientes de que es una batalla a largo plazo y saben que el padrón es un índice mutante. Seguirá trabajando para superar la cifra de los 1.100, para que, como dice su lema, Ayerbe tenga vida todo el año.