Se llaman Rosario y Manuel y siempre han vivido en guerra, en un país en el que el odio ha provocado la muerte de medio millón de personas, muchos más discapacitados y millones de desplazados. Son angoleños y ahora quieren participar en la reconstrucción de su tierra, en la que después de casi tres décadas de enfrentamiento civil disfrutan de un periodo de paz desconocido para ellos. Por eso participan en un proyecto de cooperación de la Fundación San Valero que pretende formar técnicos en electricidad para acometer una de las tareas más importantes que tiene Angola por delante: poner en marcha centrales eléctricas para empezar a levantar la industria.

Se trata de una iniciativa sencilla, pero fundamental, y que además puede ser el germen de empresas mayores. "Vamos a abrir un aula en Calomboloca, a unos 75 kilómetros de la capital, Luanda, en la que vamos a formar electricistas", señala José Antonio Gariburo, uno de los participantes en este proyecto. Y Rosario y Manuel serán los dos profesores. Ahora están en Zaragoza, en la Fundación San Valero, ampliando sus conocimientos para después ser ellos los que transmitan este saber.

"Llevamos dos meses aquí y la verdad es que hemos aprendido muchísimo sobre los sistemas de automatismo eléctrico y sobre otras cuestiones", afirma Rosario de Carvalho, un hombre de 43 años que ha pasado más años en la guerra que en las aulas. "A los quince años me enrolaron en el Ejército y allí he permanecido durante muchos años hasta llegar a ser teniente de artillería. Allí realicé cursos relacionados con la electricidad y después de dejar el Ejército trabajé en una empresa de ascensores. Ahora espero volver a Angola y ser un buen profesor".

Todavía no hay fecha para la puesta en marcha del aula en Calomboloca, pero Fernando Lostao, director del Centro de Estudios Superiores de la Fundación San Valero calcula que a finales de año o a comienzos del 2005. "Estamos muy ilusionados y esperamos empezar cuanto antes", resalta.

En busca de inversores

Manuel Mateus, de 22 años, tiene estudios medios y ha trabajado en empresas relacionadas con el sector eléctrico. "Ahora he podido profundizar en estos conocimientos", asegura. Manuel relata que Angola es un país "destruido", con un bagaje de apenas dos años de paz.

"Ahora hay que reconstruir todo, y uno de los primeros pasos es poner en marcha las centrales eléctricas para que pueda resurgir la industria y lleguen inversores", continua el joven. Esta es la chispa de la reconstrucción de un país que aún tiene mucho trabajo por delante.