Los brotes verdes de la economía no han llegado a todos los rincones de Zaragoza. La recuperación en la estadística del desempleo o el ritmo inversor de la Administración o las empresas no se corresponde con las llamadas a la «última puerta» que tienen para tocar los zaragozanos en situación más vulnerable. Y eso es lo que constatan las cifras que arrojan las llamadas ayudas de urgente necesidad, un instrumento que el ayuntamiento tiene para cubrir las necesidades más básicas que algunos hogares no pueden cubrir con sus ingresos. Lo dice la evolución creciente que se ha producido en los últimos cuatro años, en los que se ha pasado de conceder 25.355 en el 2014 a las 34.512 con las que se cerró el 2018, casi 9.000 más que son un 36,12% de incremento, y que ya llegan a 11.314 familias.

La comparativa es incontestable, viéndola con la perspectiva a corto y medio plazo. Solo en un año, esas 34.512 ayudas son casi 3.000 más, un 8,5% de incremento, con respecto al 2017, cuando se dieron 31.575. Y 400 familias beneficiarias más. En ambos casos, coinciden con que se concedieron un 91% de las que se solicitaron -se pidieron 34.682 y 37.649, respectivamente-, y también lo era, un 89%, en el 2014, cuando los servicios sociales recibían 28.333 solicitudes y se daba el visto bueno a 25.355, un 89%, pero claro, el volumen de las que se tramitan ahora en Zaragoza ha crecido en más de un 30%, casi 10.000 más seis años después.

NO TAN PUNTUAL

La tendencia ascendente de los últimos años no se ha visto contrarrestada por esa supuesta recuperación económica. Y mientras sigan creciendo los casos que necesitan de estas ayudas «puntuales» para atender situaciones «sobrevenidas», la crisis seguirá presente en la calle. Porque, tal y como destacó ayer la vicealcaldesa de Zaragoza y responsable de Derechos Sociales, ese es el espíritu de este «instrumento» municipal que, en algunos casos, se ha cronificado.

«Hay muchos ejemplos de personas que llevan más de diez años fuera del circuito laboral» que recurren con regularidad a este auxilio, que les llega cuando «todo lo demás falla». Y eso también tiene cifras y estadística cada año. Por ejemplo, las 34.512 ayudas concedidas en el 2018 consiguieron que 19.165 de ellas se otorgaran en concepto de alimentación; contribuyeron a evitar 7.634 desahucios en Zaragoza, concediendo ese auxilio para el pago de cuotas de hipoteca o del alquiler; y evitaron 3.426 cortes de suministro de luz y gas, con cuantías que cubrían los impagos de quienes no tienen para pagar esos recibos.

Zaragoza se cree la apuesta por luchar contra la emergencia social desde hace más años que esta última legislatura, pero ahora se llega con mucha más profundidad a la problemática de los hogares y se atiende de una manera más integral. Por ejemplo, una de las novedades que se introdujo en el 2015 fue levantar esa restricción de solo conceder un máximo de cuatro ayudas por familia. Hoy, se ha traducido en que del 18% al 20% de los hogares atendidos recibe cuatro ayudas o más, unas 2.200 al año.

Otro de los objetivos que el ayuntamiento se ha tomado en serio en esta legislatura, no solo el Gobierno de ZeC, es el de la lucha contra la pobreza infantil. Y eso se traduce en que, por ejemplo, el 2018 finalizó con 2.254 niños atendidos con ayudas para comedor y para la compra de material escolar, en aquellos supuestos en los que, por motivos diversos, no cumplen los requisitos de la convocatoria ordinaria de la DGA. Y también que en 1.723 casos se les ha atendido económicamente para cubrir sus necesidades de salud óptica, bucodental o de ortopedia.

EL 55% PARA COMER

Pero más de la mitad de los casos son para poder comer, que fue el origen de ese plan de emergencia social que lanzó el Gobierno del PSOE en el mandato anterior y que, desde entonces, no ha dejado de acaparar la mayor parte de estas ayudas y de las cuantías que se dedican a ello. Y el 2018 no fue una excepción. Fueron 19.165 las que se concedieron en doce meses, y a ellas se destinaron 4,44 millones de los 9,6 que se han gastado en total. Es decir, se atendió el 55,5% de las peticiones con el 46,2% del importe disponible. En el 2014 eran 14.897 con un coste de 2,83 millones, 1,61 menos que ahora y 4.200 hogares de diferencia a la baja.

El otro gran bloque de ayudas lo representa la vivienda. Las necesidades para pagar el alquiler o simplemente hacer frente a una cuota hipotecaria, cuando los ingresos familiares no lo permiten. Y este al menos es un dato que apenas ha variado en los últimos cuatro años. Los 7.359 casos del 2014, a los que se dedicaron 3,07 millones de euros, se han convertido en el 2018 en 7.634 a los que destinar 3,14 millones. Y otros mil expedientes que lo solicitaron no acabaron concedidos, lo que representa un tercio del global de aquellas peticiones que, por el motivo que sea, no se admiten.

Por último, hay otro dato que se ha estabilizado, que es el de solicitudes que se gestionan del Ingreso Aragonés de Inserción (IAI), con 6.848 casos en el 2018.