"En una sociedad en la que predomina el consumo y sobre todo el de alimentos, quizá no sea bien visto pasar sin comer unos días. Sin embargo, no sólo es posible, sino que además es saludable". Pablo Saz, director del curso de Postgrado de Medicina Naturista de la Facultad de Medicina de Zaragoza y del Grupo de Investigación Eudokía de la universidad, está convencido de los beneficios del ayuno terapéutico.

"Es un sencillo método de higiene natural y saludable que recomiendo; nos puede servir para prevenir y curar enfermedades". Saz subraya su indicación en casos de obesidad, estrés, hipertensión, factores de riesgo cardiaco, alteraciones reumáticas, trastornos gineco-urinarios, enfermedades de la piel, bronquitis crónica, asma, esterilidad, ansiedad, depresión o disminución del sistema inmune.

Hace unos días, Pablo Saz dirigió un curso de introducción al ayuno terapéutico en el Balneario de la Virgen de Jaraba al que asistieron 36 personas. La mitad, profesionales sanitarios que deseaban conocer esta práctica antes de prescribirla. "El ayuno es un acto natural y fisiológico y consiste en provocar en el organismo una serie de reacciones mediante la supresión del aporte de comida sólida. Esto hace que el organismo viva a costa de las reservas de calorías, desencadenando una revolución física y psíquica".

Según Saz, el cuerpo tiene una capacidad natural para el ayuno que, según se ha comprobado en experimentación animal, alarga la vida, mejora el rendimiento metabólico, reduce la resistencia a la insulina y la grasa, sobre todo de las arterias, mejora la circulación arterial y previene otras muchas enfermedades.

"Uno de los principales beneficios del ayuno terapéutico --destaca el doctor-- es precisamente la capacidad de regular la reserva de grasa, que suele ir acompañada de pesticidas y herbicidas acumulados en la grasa. Cuando los eliminas, el organismo se queda en mejores condiciones de respuesta ante cualquier enfermedad". Lo interesante es volver a recuperar una alimentación y una grasa de calidad.

Saz recuerda que existen numerosos estudios, por ejemplo, de problemas de infertilidad relacionados con el nivel de tóxicos en la grasa. A veces, la mujer se queda embarazada, y cuando se forma el embrión y comienza la fase de vómitos, elimina tóxicos de la grasa que pueden ser tan ácidos que ocasionan abortos. "Se ha comprobado la eficacia del ayuno previo a la gestación, porque así la madre elimina esa parte de grasa tóxica, queda limpia y comienza una alimentación con grasa de calidad. En diversas investigaciones con animales se comprobó que el exceso de tóxicos, plaguicidas y herbicidas provocaba abortos, que disminuían con ayuno previo". Esta eliminación de toxinas es una parte fundamental de la filosofía del ayuno, como recuerda Saz en su libro Ayuno Terapéutico, publicado en Prensas Universitarias de Zaragoza y en el que ha colaborado la doctora María Ortiz Lucas.

Para el doctor Saz, la población en general debería practicar al menos un ayuno semanal, que durara en función de la reserva de grasa de cada uno. Por supuesto, el doctor Saz advierte de que no se debe ayunar cuando no existen reservas de grasa, es decir, las personas delgadas. Con un día de ayuno a la semana se acumulan 50 al año, algo que se ha comprobado que es muy saludable. "Quizás esta filosofía resulte chocante. Pero lo escandaloso no es el ayuno, sino el exceso de comida y el exceso de hambre. Ahí está el escándalo".