El Servicio de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza comenzará urgentemente, hoy mismo o mañana, las obras de reparación del forjado de los suelos del inmueble ubicado en el número 134 de la calle San Pablo que, por su mal estado, presenta un evidente riesgo de colapso.

El coordinador del área de Urbanismo, Miguel Ángel Abadía, ha comparecido hoy ante los medios de comunicación para explicar la situación en la que se encuentra el inmueble, que ayer visitó la arquitecta municipal, a instancias de los propietarios, ante las deficiencias que éstos habían denunciado en el mes de julio ante la intervención del servicio de inspección urbanística.

En la inspección, ha explicado, se detectó que el forjado del suelo de una de las viviendas de la primera planta estaba "tremendamente hundido", debido a la curvatura de la madera, además de haber signos de la presencia de termitas u otros insectos, con un "riesgo tremendo de colapso".

Esta curvatura de la madera había provocado la ruptura de la tabiquería y la aparición de grietas.

En la vivienda de la segunda planta de la zona afectada, la que da al patio de luces y no a la calle San Pablo, zona que sí está en buenas condiciones, también se detectó que el suelo estaba un poco curvado, pero no en situación de colapso.

Por todo ello, ha indicado Abadía, se dio aviso a los bomberos, se apuntaló el forjado entre el local y la primera planta y se ordenó el desalojo de dos familias.

Los propietarios manifestaron la incapacidad económica de atender "semejante obra", por lo que solicitaron su ejecución subsidiaria, que ya se ha preparado para poder entrar "de inmediato" en el edificio para repararlo, lo que sucederá entre hoy y mañana.

Se sustituirá el forjado completo de la vivienda de la primera planta y se valorará si hacer lo mismo en el de la segunda o si repararlo en los puntos dañados.

Las obras, según Abadía, podrían durar un mes, aunque se agilizarán para conseguir que estas dos familias estén el menor tiempo posible fuera de sus casas.

Ambas se ubicaron de forma voluntaria, después de ser desalojadas, en vividas de familiares.

Los habitantes de las viviendas que dan a la calle San Pablo no han tenido que ser desalojadas porque esa zona está en buenas condiciones.

Abadía ha precisado que este tipo de situaciones son poco frecuentes en la ciudad, y que se pueden producir unas cuatro o cinco al año.