El Ayuntamiento de Zaragoza anunció ayer que asumirá la reforma del inmueble de la calle San Pablo del que dos familias fueron desalojadas este lunes por el riesgo de hundimiento del suelo. El consistorio tomó ayer como medida inmediata «sustituir el suelo por uno nuevo y valorar cuál es el estado de toda la estructura» según informó el coordinador general del área de Urbanismo, Miguel Ángel Abadía.

«Se va a actuar en el forjado de la primera planta y a sustituirlo por otro nuevo porque está totalmente colapsado. En el de la segunda se valorará cuál es el estado del mismo y decidiremos si hay que sustituirlo o simplemente reparar en aquellos puntos que pudieran estar dañados», aseguró. Los propietarios de los pisos manifestaron su incapacidad económica para hacer frente a una obra de estas características, por lo que solicitaron una ejecución subsidiaria que se les ha sido concedida.

Tras la inspección, la arquitecta municipal se percató de que «en una de las viviendas el suelo está tremendamente hundido y que la madera se curva, presentando así un alto riesgo de colapso». Además, al ser una edificación de madera, su estructura «presenta signos de tener termitas o cualquier otro insecto», lo que podría ser una de las principales causas del deterioro, según añadió Abadía.

Los técnicos entrarán hoy en el edificio para proceder a su reparación. La duración de las obras está estimada en torno a un mes, «incluso esperemos que menos para que estas personas estén el menor tiempo posible fuera de sus domicilios», especificó Abadía. Claribel, habitante alquilada de una de las viviendas desalojadas, reconoció que el consistorio le propuso alternativas de alojamiento. «Me han ofrecido establecerme este tiempo en el Albergue Municipal, pero buscaré otra cosa», explicó para este diario.

En el número 134 de la calle San Pablo hay por dos bloques de pisos: uno exterior que está en perfectas condiciones, y uno interior de dos alturas, con una vivienda en cada una, en el que se va a intervenir. Aún así, los técnicos van a comprobar cual es el estado de la estructura de madera de todo el inmueble. «Verificaremos si hay insectos para combatirlos y así evitar cualquier deterioro que se pueda presentar», comentó el coordinador, quien además añadió que este tipo de situaciones son poco frecuentes. «Cada vez son menos porque la intervención sobre el casco histórico presenta signos de bastante seguridad. Como mucho podemos tener entre cuatro o cinco al año», aseveró.