El Ayuntamiento de Zaragoza se sumó ayer a las condolencias públicas por el trágico suceso del barrio Oliver, y sus técnicos realizaron por la mañana una inspección del inmueble de la calle Antonio Leyva, 92 para constatar que no hubiese afecciones para los vecinos.

Salvo el olor a humo que aún perduraba en los pasillos, y el tizne en los timbres y paredes, no había más afecciones, por lo que constataron que los vecinos del bloque de viviendas sociales del consistorio podrán seguir en ellas.

El consistorio puso a disposición de los vecinos un asistente social para ayudarles a sobrellevar la tragedia, y en especial a la madre del menor, Irina N. Según indicaron fuentes municipales, habrían estudiado si podía acogerse al decreto de realojo de emergencia al salir del hospital Clínico, donde fue ingresada por la lógica crisis nerviosa tras el siniestro. Pero finalmente la acogieron unos vecinos, por lo que no fue necesario activar este mecanismo.

EQUIPO CERCANO

Según detalló ayer el Ayuntamiento de Zaragoza, dentro de la tragedia hubo un punto de buena suerte en cuanto a las afecciones para el resto de los vecinos del edificio. Y es que cuando los Bomberos recibieron el aviso del incendio, a las 21.01 horas, concretamente, una dotación estaba extinguiendo un pequeño incendio de matorral en un solar de la cercana calle Esteban Pujasol, de forma que en apenas 7 minutos pudieron llegar los primeros efectivos a sofocar las llamas, y minimizar así los estragos de su avance.

A las 21.10 horas llegaba el tren de ataque, y los efectivos comenzaron a llamar por el portero automático a los vecinos, según explicaban ayer estos, para que permanecieran en casa.

El equipo tuvo que utilizar una autoescala para sacar a uno de ellos por la ventana y atender a otros dos por inhalación de humo, mientras algunos optaban por salir y esperar en la calle.

Mientras, sofocaban las llamas del piso afectado y ventilaban el humo de este y de la caja de la escalera del inmueble, de dos pisos de altura. Cuando consiguieron disiparlo se dieron cuenta de la presencia del menor, por el que ya no se pudo hacer nada para salvar su vida.

Cuando ya habían extinguido las llamas se presentó la madre, que, presa de los nervios, intentó subir a la vivienda, aunque la Policía lo impidió, por seguridad. La ambulancia de Bomberos que se había trasladado al lugar la trasladó por la crisis nerviosa al hospital Clínico, donde pudieron tranquilizarla a lo largo de la noche.