El síndrome de Diógenes, trastorno del comportamiento que lleva a quienes lo padecen a acumular en su hogar ingentes cantidades de basura y desperdicios diversos, se ha convertido en un problema de salud pública. No solo concierne a las personas que amontonan trastos, envases o restos de comida, dado que los malos olores, las plagas de insectos y roedores y el riesgo de incendio acaban afectando a la comunidad donde residen. De ahí la necesidad de que las autoridades municipales actúen con prontitud en cada caso que se presente.

En Zaragoza, en lo que va de año, los servicios municipales han debido vaciar y desinfectar seis viviendas donde se amontonaban grandes cantidades de desechos. La última intervención fue en julio, en un bloque de 28 viviendas del barrio de Las Fuentes donde los insectos y roedores se habían extendido, a través de las tuberías, a otros pisos.

Anualmente se detectan en la capital aragonesa entre cinco y diez casos de personas que sufren este síndrome. En el 2016 fueron exactamente diez las intervenciones realizadas, mientras que el 2017 y el 2018 se cerraron, respectivamente, con cinco y siete limpiezas integrales en lugares ocupados por pacientes de este trastorno de la conducta, según los datos del Instituto Municipal de Salud Pública (IMSP).

REPUNTE JUDICIAL

Los servicios del ayuntamiento zaragozano intervienen a requerimiento de los vecinos y las comunidades donde se da el problema, pero también pueden hacerlo cuando el aviso lo da el propietario de la vivienda o parientes del diógenes.

Antes de proceder a la limpieza, se habla con la persona afectada para que solucione el problema. En un momento dado, el procedimiento es competencia de Servicios Sociales y, en las situaciones de mayor gravedad, las intervenciones se realizan con supervisión judicial donde, según ha podido saber este diario, han repuntado. Cuando finalmente se actúa, la empresa FCC se encarga de la retirada de la basura y luego entra en acción el IMSP, que hace la desinfección o desinsectación, o ambas.

Fuentes oficiales del Ayuntamiento de Zaragoza precisan que la mayor parte de los avisos se suelen registrar en verano, cuando el mal olor que despiden los pisos de los pacientes se hace más patente, así como la proliferación de insectos relacionados con la descomposición de los alimentos. Pero el descubrimiento de estas viviendas problemáticas desde el punto de vista sanitario es una cosa y su limpieza otra muy distinta. Por ello existen empresas exclusivamente dedicadas a este delicado cometido.

Este es el caso de Limpiezas González, que tiene su base en Hellín (Albacete) pero recorre toda España vaciando pisos de diógenes y realizando otras limpiezas denominadas traumáticas. «En Aragón también trabajamos, tanto en la capital como en pueblos pequeños, y hemos vaciado y saneado varias casas», explica Manuel González, responsable de la empresa de limpieza. «Los diógenes suelen ser gente mayor que sufre agorafobia, que no resiste los espacios abiertos, y que teme quedarse sin dinero y por eso lo acumulan todo», comenta.

Su equipo, compuesto por un nutrido grupo, se encarga de vaciar el piso donde se produce el problema. «Todo, absolutamente todo lo que hay en la vivienda, se extrae, se mete en contenedores y se quema», subraya. «No dejamos nada, pues, cuando un piso lleva mucho tiempo acumulando basura se producen líquidos y olores que lo impregnan todo y aparece una fauna microscópica que está por todas partes y que es preciso eliminar», relata.

González no oculta que el servicio que presta es «caro», dado que se movilizan muchos medios y personas «para dar un buen servicio». Después del vaciado llega el momento de desinfectar y se recurre a un tratamiento de choque con ozono puro hasta que el mal olor desaparece.

BICHOS EN LAS TUBERÍAS

González recalca que su empresa está habilitada para actuar a petición de los cuerpos y fuerzas de seguridad y de la autoridad judicial. «Una vez terminado nuestro trabajo, expedimos un certificado de desinfección, para que quede constancia de que el lugar que ha recibido el tratamiento está en óptimas condiciones», continúa. La garantía es de un año. Casi siempre son los vecinos quienes dan la señal de alarma, según la experiencia del responsable de la empresa. «No solo es que no haya manera de ocultar algún olor, sino que empiezan a aparecer bichos por las tuberías», añade.

Con todo, no hay por qué llegar a estos extremos, según las autoridades sanitarias, que recomiendan reaccionar al primer síntoma de que una persona padece el síndrome de Diógenes.