El Ayuntamiento de Zaragoza ha decidido dar un paso adelante y ha acordado limitar el acceso al paraje natural de la Peña del Cuervo, en el barrio rural de Peñaflor, donde este verano han perdido la vida dos jóvenes. Es una de las pocas medidas que puede adoptar ya que la competencia sobre el río es de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) y de la Delegación del Gobierno de Aragón. Con esta decisión, al menos, conseguirá reducir el número de bañistas.

El acuerdo se ha adoptado en un encuentro al que asistió la alcaldesa de Peñaflor, Mamen López, la responsable de los barrios rurales, Paloma Espinosa, el concejal de Participación Ciudadana, Javier Rodrigo, y la de Servicios Públicos, Natalia Chueca, que ya solicitó a finales de julio, tras el primer fallecimiento, a la CHE y la Delegación del Gobierno de Aragón que adoptase las medidas necesarias para garantizar la seguridad de los bañistas. Su petición iba acompañada de dos informes técnicos emitidos por la Unidad de Conservación de Medio Natural que evidencian el peligro del salto del escarpe.

Por ahora el ayuntamiento se ha comprometido a «restringir» el acceso al camino, según ha explicado López, única competencia que a priori parece tener en este paraje, pese a que se encuentra en el término municipal.

También va a estudiar si es necesario reforzar la línea de autobús urbano que acerca a los vecinos hasta el barrio rural y hasta esta poza natural, muy concurrida este verano por la limitación de aforo de las piscinas.

Según la alcaldesa, desde Servicios Públicos y Movilidad también estudiarán la viabilidad de adecuar las marquesinas de las paradas de autobús con el ánimo de convertirlas es más seguras así como de crear una senda ciclable para llegar hasta el paraje.

Lo que está por ver es qué pasará con los carteles informativos alertando del peligro que entraña lanzarse desde el escarpe de 12 metros de altura y junto a un sifón porque en este caso el ayuntamiento no tiene competencias para actuar. «Necesitamos que los ciudadanos estén seguros e informados», declaró la alcaldesa del barrio rural que lleva meses alertando del peligro que entraña bañarse en el río Gállego y, sobre todo, lanzarse desde el escarpe. Ya no solo por el sifón, también porque hay zonas en las que tan solo hay dos metros de profundidad. Un doble peligro que ya se ha cobrado la vida de dos jóvenes este año.