La antigua fábrica de Giesa, en el zaragozano barrio de Montemolín, luce un aspecto renovado después de que las máquinas hayan estado varios meses adecentando su interior, lleno de desechos y escombros acumulados. Su estado es idóneo para recuperar la vida que un día tuvo y los vecinos del distrito de Las Fuentes ya están trabajando en una propuesta con varias alternativas, como que se convierta en el punto de encuentro de los mercados de alimentación de la ciudad como el agroecológico. Esta es solo una de las muchas ideas que tienen en mente y que ahora deberán que concretar con el Gobierno de Zaragoza de PP-Cs.

La rehabilitación de la antigua fábrica de Schindler se aceleró con el derrumbe de una de las naves el pasado mes de noviembre. Entonces, el concejal de Urbanismo, Víctor Serrano, decidió actuar en las naves no catalogadas que se encuentran en la parte trasera del antiguo edificio principal, declarado de interés arquitectónico, y cuya fachada recorre las calles de San Joaquín y de Yolanda de Bar. Tras meses de un laborioso trabajo y tras retirar 4.057 toneladas de basura, los vecinos de Las Fuentes disponen de un edifico principal y una nave de 3.136,72 metros cuadrados que, además, dispone de una plaza libre rectangular de 4.113 metros cuadrados, con acceso directo desde el andador de la calle Francisco Rodrigo.

Los trabajos han costado alrededor de 600.000 euros y para Serrano son otra muestra más de que el actual Gobierno de PP-Cs «está actuando de una manera firme y decidida en todos los barrios para acabar con la degradación urbana y contribuir a la mejora del urbanismo». Ha sacado a relucir otros proyectos como la prolongación de Tenor Fleta, en licitación, o el plan de rehabilitación de la calle Pignatelli y su entorno.

Pero Serrano no ha terminado su trabajo porque aunque las obras han finalizado ahora queda la parte más complicada: darle vida. Según ha explicado tiene pendiente una reunión con la junta de vecinos de Las Fuentes para acordar posibles usos. La ideal es que la actividad comience lo más pronto posible para evitar que este espacio, mayoritariamente al aire libre, vuelva a perderse entre el polvo.

En la junta ya trabajan en una propuesta detallada y si algo tienen claro es que no quieren otro centro cívico, que acaba resultando muy caro de mantener y poco útil. Según ha podido saber este periódico, se va a proponer que se utilice la misma fórmula que en el centro musical de Las Armas, donde gracias a la colaboración público-privada hay una programación cultural completa y durante todo el año. Esto es lo que quieren, que una empresa se encargue de dinamizar la antigua fábrica con conciertos y actuaciones.

No será lo único porque además pretenden que haya un auditorio que sea el espacio de referencia de las escuelas municipales, como la de música. «Queremos que sea un escaparate para ellos», explican.

Además, apuestan por convertir esta antigua fábrica en un punto de encuentro del Mercado Agroecológico. Además de que tendrían un lugar fijo y cubierto, permitiría atraer a más gente hasta las instalaciones y el barrio.

Un patio exterior de semejantes dimensiones no puede desaprovecharse, así que desde la junta también estudian la viabilidad de instalar un bar en el edificio que tenga su propio velador, además de crear un potrero o pistas deportivas. Son solo algunas de las ideas que barajan y que le trasladarán al concejal de Urbanismo a la vuelta de vacaciones.