Los dos candidatos del PSOE y el PP a la Alcaldía de Zaragoza, Jorge Azcón y Pilar Alegría, siguen sin hacer una llamada formal a las negociaciones al único partido que tiene la llave para el pacto en el ayuntamiento, Ciudadanos (Cs), pero a distancia empiezan a imprimir un poco más de presión para alcanzar el objetivo de formar Gobierno. La socialista, ayer, desde los micrófonos de la Cadena Ser hacía hincapié en las fotos, incómodas para Cs, con Vox si se deja seducir por los conservadores. Y estos, adelantándose a «liderar» el proceso de negociación poniendo a sus ocho concejales a trabajar en un «programa de Gobierno de centroderecha», que salte sus dos grandes charcos: no aclarar si la Alcaldía es negociable o no, y eludir las «etiquetas» a esa ultraderecha que él ha convertido en tabú e intenta blanquear a toda costa.

Y la reacción de Sara Fernández es la de ganar tiempo. Su idea es «seguir analizando todas las posibilidades que hay de acuerdos» para la DGA y el consistorio, esperar a esos comités territoriales que decidió impulsar Rivera anteayer para empezar unas negociaciones que no prevé que comiencen hasta «la próxima semana». Hablará, afirmó, con «cualquiera de los partidos en paralelo». Mientras, Julio Calvo y Carmen Rouco, los concejales de Vox, ayer se paseaban por la primera planta del consistorio. Hablaron con Azcón pero no con Fernández.

Antes, el PP llamó a los medios para dejar constancia de esa primera reunión con su futuro grupo municipal, en la que impulsaba ese «proyecto basado en el centroderecha, en la mayoría que salió de las urnas». Hasta en veintiuna ocasiones se refirió así a una mayoría en la que entraría Vox, para él «ese partido que ustedes mencionan», respondía, o al que «la izquierda le gusta poner etiquetas», que a él no le gustan.Ni una sola vez dijo su nombre ni reconoció que sea la extrema derecha como hizo su propio líder nacional, Pablo Casado, o con los que la oscense Ana Alós, dijo que no se sentará a negociar. Hacerlo le separa del bastón de mando.

«Zaragoza tiene muchísimos problemas como para que un Gobierno se duerma en los laureles», explicó, para defender que urge elaborar un programa «factible, realizable, que responda a los programas de todos». Y con ese reto inicia la andadura, para ser «el núcleo duro del que tiene que ser el próximo Gobierno».

Pero la candidata del PSOE y ganadora de las elecciones, Pilar Alegría, volvió a recordar que con 92.000 votos es la candidata mejor posicionada para ocupar la Alcaldía. Algo que ineludiblemente pasa por lograr el apoyo de Cs, al no sumar la izquierda. Dijo estar «convencida» de que su primer «cometido» es «hablar de Zaragoza y de los problemas de los zaragozanos». Pero solo ha mantenido alguna «conversación informal» con Fernández, admitió. Y sobre la exigencia nacional de renegar del sanchismo para pactar, consideró que «Cs tiene que decidir si prefiere un Gobierno serio, que dé estabilidad, o uno en manos de la ultraderecha». «Estoy convencida de que a la mayoría de los zaragozanos no les gustaría ver la famosa foto de Colón (con PP, Cs y Vox, entre otros) en la plaza del Pilar», dijo.

Azcón se ve de líder de ese bloque con la ultraderecha y buscará esos «16 concejales» que necesita «porque si no la izquierda gobernaría y lo que no perdonarían los zaragozanos es que existiendo esa mayoría, por primera vez en 20 años, desaprovecháramos la oportunidad». Pero todo se complica cuando argumenta que «la mitad» de esta mayoría «es solo de un partido, que es el PP».

Pero Cs aspira también a la Alcaldía. Y cuando a Azcón se le pregunta si haría lo mismo que con el PSOE en el 2015 cuando, con seis ediles, se la ofreció para impedir un Gobierno de ZeC, su respuesta se vuelve difusa. Pide ser «coherentes». Y sobre si quiere un Gobierno con Vox, insiste en «tener un programa» y luego hablar «de todo». Y sobre que la discusión por la DGA influya: «Quien se ponga a hablar de sillones se está equivocando», dijo.