El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, ha puesto esta tarde la rúbrica a una semana que el pasado lunes inició entre acusaciones de la izquierda por "blanquear" la posición de Vox respecto a la violencia machista, que impidió que la ciudad firmara una declaración institucional de condena, pero que ha finalizado, en el pleno del ayuntamiento celebrado hoy, acusando él al PSOE y ZeC de "blanquear" la actitud del concejal Fernando Rivarés, portavoz de Podemos-Equo, por referirse a la concejala María Navarro como "guapa" el pasado miércoles. Y a este, que retiró nuevamente sus palabras y se disculpó, llevándole al límite de la humillación pública: "Usted no es un micromachista, es machista con letras mayúsculas. Y si no, habría sido capaz de pedir perdón, que es lo que es incapaz de hacer".

Toda la intensidad y carga política se mezclaba por momentos con la emocional y de rechazo, más allá de ese "oye, guapa" que pronunció Rivarés el pasado día 27, hacia lo que Azcón entiende que ha sido una actitud continuada durante los últimos años. "Su actitud con la señora Navarro ha sido machista. Yo tuve que llamar al señor Santisteve porque, embarazada de siete meses, se dirigió a ella a grito pelao en la plaza del Pilar". "Se defiende atacando", ha añadido. "¿A quién están blanqueando ahora?", les preguntaba a los concejales de PSOE, ZeC y Podemos-Equo. "Cuando hablan ustedes es micromachismo y cuando lo hace el resto son macromachismos", les ha reprochado.

Un cierre a la sesión plenaria de hoy cuando la moción de urgencia, presentada por PP-Cs, se encaminaba a una votación con victoria segura para el Gobierno. Después de que el PSOE, con Pilar Alegría tomando la palabra, matizó el texto original para añadir en él la condena a cualquier "acto irrespetuoso, machista y xenófobo" que pedían no repetir en el pleno. Y de que el propio Santisteve reconociera el "derecho a sentirse ofendida" con las palabras de Rivarés e invitaba a zanjar estas cuestiones, o "lavar los trapos sucios", ha dicho, en el seno de la junta de portavoces o buscar un protocolo de actuación modélico "de algún país extranjero será", que los concejales se comprometan a cumplir.

Pero sobre todo cuando los dos protagonistas, la propia María Navarro y Fernando Rivarés, ya habían tenido ocasión de defenderse. Ella le ha recriminado a Rivarés que no se haya disculpado todavía con ella, en persona o por teléfono, y ha criticado ese "doble rasero" con según quién o qué partido hace la ofensa. "la izquierda es siempre implacable con el resto de formaciones y siempre encuentra una excusa para justificar el machismo en sus filas". "Usted (al edil de Podemos) fue un machista el pasado pleno pero lo más grave es que no tiene la capacidad humana de saber disculparse", añadía. "Llevo años aguantando actitudes de usted que ahora me doy cuenta de que no debería haber permitido".

Para el edil de Podemos, que volvió a retirar sus palabras y a disculparse por su "torpeza política", todo se debía a esos "micromachismos que de vez en cuando se deslizan y de los que somos víctimas porque todos somos hijos del contexto". Al tiempo que añadía que el PP estaba estirando esta polémica como una "operación mediática" para tapar otros temas y que el Gobierno PP-Cs no tenía el mismo rasero con actitudes como la de Vox cuando se refirió al colectivo LGTBI como "no normales". "Es ridículo llamarme a mí machista", apostillaba.

Curiosamente, la vicealcaldesa, Sara Fernández, ha empezado su intervención asegurando que ella sabía "que no tenía ninguna intención machista" al llamar "guapa" a la concejala del PP pero que si le había ofendido, como ella le hizo saber, debería haberse disculpado porque estas actitudes "no deben tener cabida en este pleno". Y ha acabado acusándole de utilizar la "ley del embudo" y excusarse en Vox para justificar lo que era a todas luces una actitud machista.

Para Julio Calvo, de Vox, la actitud de Rivarés "no solo fue machista, tuvo más de mala educación que de machismo", destacando que luego llamara "guapo" al propio Azcón, "con contumacia y empecinamiento". Y que no había sido lo más grave que había visto del edil de Podemos, al que se refirió como un "auténtico fascista"..

Dicho todo esto, Azcón tomaba la palabra e insistía varias veces en que pidiera públicamente perdón. ¿Una demostración más de su arrepentimiento sincero o una humillación y escarnio de lo que es un error ya rectificado?