He escogido esta fecha a propósito porque quería estar aquí celebrando mi cumpleaños y colocando otra piedra del trasvase". José María Aznar celebró ayer de esta forma peculiar, colocando la tercera piedra del trasvase en apenas unos días, su 51 cumpleaños. Y los centenares de regantes, empresarios y políticos que asistieron al acto le obsequiaron entonando el tradicional cumpleaños feliz

Aznar dio inicio en Alicante al primer tramo valenciano del trasvase del Ebro mientras los ecologistas realizaban una nueva protesta en Madrid, ante el Ministerio de Medio Ambiente. El presidente del Gobierno colocó la primera piedra del futuro túnel de 12,2 kilómetros que unirá la localidad valenciana de La Font de la Figuera con la alicantina de Villena y que tiene un presupuesto de 67,5 millones de euros.

El acto se celebró en el término de Villena porque, según Presidencia, la junta electoral alicantina está siendo "más flexible" para autorizar inauguraciones en precampaña.

Esta nueva inauguración --el día 20 ya puso otras dos primeras piedras en Almería y Murcia -- que protagonizó Aznar coincidió con su 51 aniversario.

Tras agradecer las felicitaciones aclaró que su presencia este día era premeditada "para celebrar lo más importante" de su mandato, "la puesta en marcha del Plan Hidrológico Nacional", al que definió como "el mejor posible" porque es "el que más consenso ha tenido y el que se está ejecutando". Aznar garantizó que "el trasvase del Ebro se hará porque es una necesidad".

PROTESTAS ECOLOGISTAS Mientras Aznar aseguraba con contundencia que el trasvase saldrá adelante, los ecologistas protestaban convencidos de que lo impedirán. Tres activistas de la Plataforma en Defensa del Ebro se enterraron en bloques de cemento frente a la sede madrileña del Ministerio de Medio Ambiente.

El grupo, formado por una veintena de ecologistas, transportó a tres de ellos transformados en primeras piedras, ya que estaban enterrados en tres bloques que pesaban entre 400 y 700 kilos. Para que el hormigón estuviera solidificado, se enterraron la noche del martes, por lo que estuvieron alrededor de doce horas inmóviles. El grupo abandonó voluntariamente la protesta. Sólo dos miembros del servicio médico del ministerio se interesaron por la salud de los tres activistas, que sufrían fuertes dolores en algunas partes de su anatomía.

El aragonés José Luis Martínez, uno de los tres ecologistas, declaró que el trasvase proyectado por el Gobierno del PP "no es imparable" pero sí "un pelotazo impresionante". También explicó que varias organizaciones antitrasvase debaten estos días nuevos actos reivindicativos como formar una gran cadena humana entre Zaragoza y la zona del delta del Ebro.