El epidemiólogo Juan José Badiola, fichado por el Ayuntamiento de Zaragoza como asesor durante la pandemia, considera que los datos de crecimiento de contagio en Aragón (que se redujeron a un 7%, viniendo de un 8% y un 9% y de más de un 20% la semana pasada) indican que estamos llegando a una «meseta inestable», en la que habrá altibajos pero se adivina una cierta estabilización. Pero habrá que esperar un tiempo hasta que pase el famoso pico, que no será tal, sino la citada meseta. Más colina que montaña. «A finales de la semana que viene podrían empezar a bajar los contagios».

Lo preocupante ahora, indica, aparte del «desagradable y triste» ensañamiento del virus en las residencias de ancianos, es la saturación de las ucis, por las largas estancias que está requiriendo la enfermedad, de hasta tres semanas.

En este sentido, Badiola elogia el papel que están desempeñando los sanitarios, con una «profesionalidad» que solo se explica por ser «vocacional». Lidiando además con «poca protección en materiales, como sucede en toda España».

Badiola destaca también la manera «estoica» en la que la ciudadanía está afrontando el confinamiento, «en una comunidad en la que tanto nos gusta salir de tapas y hacer vida social». Pero el aislamiento, que está dando sus frutos en lo sanitario, es, «nos guste o no, lo único que se podía hacer». Y a su juicio habrá que mantenerlo «por lo menos un par de semanas más, porque sería una pena que este esfuerzo no valiese por retirarlo muy pronto».

EL MAYOR CRECIMIENTO

Aragón lidera en estos momentos el ritmo de crecimiento de contagio del coronavirus entre las comunidades españolas, solo superado por las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Tiene una tasa de crecimiento en las dos últimas semanas del 7,98%, cuando la media estatal está en el 5,7%, y por ende, es donde antes se duplica el número de enfermos, cada 8,7 días, frente a una media de 12, según los datos del Ministerio de Sanidad.

Frente a este dato poco halagüeño, conviene señalar que otras comunidades, como Madrid, no le van muy a la zaga en este crecimiento. Y expertos como el epidemiólogo Juan José Badiola consideran que puede perfectamente ser algo «coyuntural».

No le faltan argumentos parea este relativo optimismo, ya que la comunidad cuenta con el precedente de la letalidad, es decir, el número de fallecidos respecto al total de contagiados. En los primeros compases de la plaga Aragón estaba en unas cifras sorprendentes incluso a nivel mundial, rondando el 10%, pero se debía más a un escaso cómputo de enfermos que a la realidad. Actualmente, de hecho, está en un 6,92% en este ámbito, por debajo de la media nacional (de un 8,5%) y hay cinco comunidades autónomas que la superan.

En la mayoría de los indicadores sanitarios sobre la pandemia, indica Badiola, Aragón está «en la media» estatal, incluso por debajo en varias de ellas. Una posición que «curiosamente», ocupa en muchos ámbitos, y que le han valido el apelativo de el Ohio español, por su validez como ejemplo para diversos análisis.

En lo que a la pandemia se refiere, e incluso con este aumento, Aragón está en la octava posición en cuanto a incidencia acumulada del virus, infectados por cada 100.000 habitantes, con una tasa de 183. Sensiblemente inferior a la que tiene La Rioja, que encabeza la lista con 509, pero también Madrid (380) o Castilla La Mancha (380) y Navarra (336). También la superan el País Vasco, con 277, Cataluña, con 248 y Cantabria, con 203.

También en el número bruto de fallecidos estamos en la séptima posición, y algo menos, en la novena, en cuanto a curados.

La especial incidencia del covid-19 entre la población más mayor, sobre todo en cuanto a letalidad, tampoco es ajena al resto del país. En Aragón, el 90% de las víctimas tenía 70 años o más, pero el conjunto de España está en el 86%, así que la situación es calcada.

Con el avance de los datos, eso sí, estos análisis pueden caducar en horas, advierten los expertos.