Cuando el Gobierno de Aragón decidió relajar las restricciones hace unas semanas hubo quien vio detrás un interés económico. «Salvar la Navidad», decían muchos, que no los políticos, aunque sus decisiones iban a permitir algo de descanso a los sectores más afectados por la crisis económica. Poco antes de la Nochebuena dieron medio paso atrás y limitaron la movilidad, pero ahora los casos de covid han comenzado a crecer y eso que el periodo festivo acaba de terminar. Aragón está de nuevo en fase tres agravada y muchos comerciantes, aunque han aguantado, tampoco han logrado salvar el año. ¿Mereció la pena intentar salvar la Navidad?

La respuesta no es sencilla y los propios expertos admiten que no es fácil tomar decisiones hoy en día. El investigador Juan José Badiola es uno de los científicos que ha estado encima de los datos durante todos estos meses y ahora, cuando enero comienza a crecer, responde honestamente: «Con la perspectiva que tenemos hoy, sí. Aragón tenía que haber tomado medidas más estrictas antes». A finales de diciembre los datos eran favorables, reconoce el profesor, pero «hay que entender que el virus aprovecha todas las oportunidades que tiene para contagiar». El SARS-coV-2 no da tregua. Y los casos que se conocemos hoy son solo el resultado de lo que pasó entre finales de noviembre y mediados de diciembre. «A partir de esta semana comenzaremos a notar los contagios que ha habido en Navidad y Año Nuevo», advierte.

¿Hay culpables?

«En aquel momento, con el Black Friday, entiendo que fue una forma de estimular el comercio» explica Badiola. A principios de diciembre hubo puente y las calles de las ciudades grandes, como Zaragoza, se llenaron de gente atraída por la magia de la Navidad. El optimismo reinaba y «nos relajamos». Hubo una falsa sensación de seguridad que se debió, cuenta Badiola, a varios motivos. Y entre ellos, sorprende uno: la vacuna.

«El proceso de vacunación nos produjo esa falsa sensación. Creíamos que ya estábamos salvados y no es así. Hay que entender que, para que la vacuna surta efecto y exista un bajo riesgo de contagio tienen que pasar, por lo menos, seis meses. De aquí al verano hay que comportarse como si las vacunas no existieran, porque seguirá habiendo contagios», explica.

Pero, además de la relajación de la ciudadanía, ¿hay más culpables de que los contagios se hayan disparado? El problema, según explica Badiola, es que no lo sabemos. «No hay datos de donde se producen los contagios. Si, por ejemplo, de cada cien contagios supiéramos que 30 son en el ámbito familiar, 20 en reuniones de amigos, 10 en la hostelería y así, podríamos concretar más los ámbitos en los que actuar». Los políticos podrían escoger soluciones más efectivas y además «podrían justificar» mejor las restricciones. Así pues, ni toda la culpa la tienen los hosteleros ni las comidas y cenas en casa. Simplemente, «no lo podemos saber».

La hostelería, comenta Badiola, «se considera la víctima principal de las restricciones», pero habría que ver «si todos los hosteleros cumplen siempre con su responsabilidad». «Los restaurantes no tienen la culpa de todo, pero también hay que entender que las medidas que se adoptan son modelos estándar que no buscan perjudicar a nadie», admite. Las ayudas que reciban o no, son ya otra guerra.

Pasa lo mismo, según el científico, en los centros comerciales, en los que conseguir una imagen de aglomeraciones y poca distancia no ha sido complicado durante estos días pasados. «¿Sabes dónde sí lo han hecho bien? En los supermercados. Allí, si te pasas de la ralla que mide la distancia te llaman la atención», reconoce.

Los competidores de Pfizer

Ahora, después de la Navidad, Aragón se encamina ya a la que sería la cuarta ola de coronavirus. Una más que en el resto de España y de Europa. En la comunidad el covid no ha dado tregua y Badiola cree que en septiembre «se tendría que haber hecho más» para frenar la curva de contagios. Sobre la actualidad, ejemplos no faltan, explica Badiola, y uno de ellos es Asturias. «En noviembre estuvieron fatal, los peores, pero aplicaron medidas más restrictivas para Navidad y ahora son una de las comunidades con un índice más bajo», explica.

El retraso en el proceso de vacunación es otra de las polémicas por las que responde Badiola, que es catedrático del departamento de Patología Animal de la Universidad de Zaragoza. Según el científico, «fue un error comenzar con la campaña de vacunación en mitad de la Navidad».

Primero, porque muchos sanitarios están disfrutando de sus merecidas vacaciones y después porque, en muchas residencias españolas, algunos mayores habían salido por Navidad. «Se ha demostrado que las cosas no eran tan fáciles como se esperaba».

"Nadie tendría que dudar de la experiencia del sistema de salud del Ejército"

La complicada logística de la distribución de la vacuna de Pfizer, que ha de mantenerse a -80 grados, es también otra de las causas de los retrasos, aunque Badiola cree que «a partir de la semana que viene» el proceso de vacunación se acelerará. «Pfizer ha corrido mucho porque tiene una desventaja con respecto a Moderna y Astrazeneca, y es su distribución. Pero cuando lleguen el resto de vacunas todo se acelerará», cuenta. Eso sí, Badiola pide que se tengan en cuenta todos los recursos posibles para el proceso. «Nadie tendría que dudar de la experiencia del sistema de salud del Ejército», asume el científico, que menciona también las farmacias.

Así pues, recién entrados en el 2021, el fin de la pandemia parece todavía lejano. ¿Un pronóstico final? “El verano no será normal, seguramente, pero será muy diferente al que tuvimos el año pasado”. Y por diferente entiéndase mejor. Pero habrá que esperar a entonces y a que el virus no mute. «Puede haber muchos problemas en el camino, pero las farmacéuticas ya se están preparando», finaliza.