Margarita vivió el pasado sábado la peor noche de su vida. Cuando estaba tranquilamente durmiendo, tres hombres entraron en su casa para quitarle sus ahorros y las joyas que guardaba en su vivienda de la avenida Pablo Ruiz Picasso de Zaragoza. Evitó que la mataran, tal y como le advertían, pero un derrame en el ojo y los moratones a lo largo de su cuerpo le recuerdan cada minuto el sufrimiento de aquella madrugada.

Dio igual que viviera en un cuarto piso porque quienes le asaltaron diseñaron un plan como si esa vivienda fuera un banco. Días antes de cometerlo, quitaron la verja y una ventana --en la foto-- que dan a un patio de luces. Aprovecharon el verano en el que hay pocos vecinos para que nada fuera escandaloso.

Ese hueco lo utilizaron como una gatera para poder saltar al balcón que da a la cocina de esta mujer de 72 años. Por ahí entró uno de ellos que abrió la puerta desde dentro a sus otros dos compañeros. Ya tenían vía libre para cometer el robo.

MIENTRAS DORMÍA

Los responsables no utilizaron ningún gas porque querían que Margarita les señalara dónde escondía todo. Por ello se acercaron hasta su cama y le dijeron que o se lo daba o la mataban. "Cuando abrí los ojos pensaba que era un mal sueño hasta que me golpearon con un destornillador en la cabeza", señala. Inmediatamente, le sentaron sobre la cama, le amordazaron con una cinta americana en la boca, para que no pudiera pedir auxilio, y le ataron los pies y manos. Un hombre le custodiaba, mientras los otros buscaban su ansiado botín por las diferentes estancias de la casa.

Llegó un momento en el que Margarita pidió agua con la excusa de poder respirar por la boca debido a que le faltaba el aire. Habían pasado unos largos 45 minutos. Uno de ellos accedió, le abrió un pequeño agujero en la cinta que le tapaba la boca y sin cuidado se la tiró por encima. A pesar de ello, esta mujer consiguió tener un poco más de aire.

Sus asaltantes veían que no conseguían lo que buscaban por lo que se volvieron más violentos. No puedo Margarita hacer otra cosa que decirles donde estaba el dinero, las joyas y unas colecciones de monedas de bronce que guardaba. "Pensé días antes en meterlas de nuevo en la caja fuerte del banco, pero dejé pasar el tiempo", lamentó.

SIGILO

Los tres asaltantes guardaron todas las precauciones posibles. Hablaron poco, iban de oscuro, con guantes y encapuchados. Es más, llegaron a aflojar las bombillas de todos los rellanos y del portal para dejarlos sin luz y así evitar ser sorprendidos en su huída.

A pesar de ello, la Policía Nacional ya está detrás de esta banda. La Brigada de Científica tomó varias huellas que serán cotejadas en el laboratorio para aclarar este suceso. Asimismo, será puesto en común con otras jefaturas superiores de este cuerpo para saber si han podido operar en otras comunidades autónomas.