El grupo de ladrones de joyas desarticulado la semana pasada en Zaragoza llegó a robar en al menos 62 viviendas de ancianos, gran parte de ellas ubicadas en Zaragoza, pero también en otras provincias españolas, haciéndose pasar por asistentes sociales para colarse en las casas. Finalmente, la operación Picaraza, desarrollada conjuntamente por la Policía Nacional y la Guardia Civil, permitió desarticular a la banda y requisar gran parte de la mercancía robada, cuyo inventario podría aumentar los hurtos que se les imputan.

Ambos cuerpos presentaron ayer los resultados de la operación, en la Jefatura Superior de Policía de Aragón. El grupo, como publicó EL PERIÓDICO, contaba con un nutrido parque móvil oculto en una nave de Alfajarín. Según concretaron ayer, se trataba de 15 vehículos, parte de ellos de alta gama, que utilizaban aleatoriamente para desplazarse a cometer los robos y así despistar a las fuerzas de seguridad que les pudieran investigar.

La operación la presentaron un día después de que, anteanoche, los nueve detenidos -5 mujeres y 4 hombres, de entre 21 y 49 años y nacionalidad rumana- pasaran a disposición judicial. En realidad lo hicieron siete, asistidos por la penalista Olga Oseira, y las tres mujeres que habían sido reconocidas en fotografías por diversas víctimas de los robos fueron enviadas a prisión provisional. El resto quedaron en libertad.

Su arresto fue la última fase de una larga investigación, iniciada en octubre del año pasado. La Guardia Civil de Ciudad Real detectó un aumento de robos con este modus operandi en la ciudad y en la provincia. Las ladronas se hacían pasar por asistentes sociales y accedían a casa de los ancianos, octogenarios o nonagenarios, principalmente, y robaban joyas u otros objetos de valor.

Con el avance de la investigación, los agentes constataron que a la banda le seguía la pista el subgrupo de Hurtos de la Policía en Zaragoza, que de hecho, según explicó ayer su subinspector jefe, Marco Pérez, ya había detenido a alguno de ellos hasta en tres ocasiones.

ITINERANTES

Los nueve llevaban tiempo viviendo en Zaragoza y robando en la ciudad y en las inmediaciones, pero tan «explotado» tenían el terreno que habían viajado a zonas como Teruel, Huesca, la citada Ciudad Real, Logroño, Burgos y León, donde detuvieron a tres de ellos el pasado sábado. Ahora se estaban preparando para mudarse a Asturias, tras actuar en Gijón y Oviedo.

Pero aún vivían en la capital aragonesa, y en los tres registros practicados en la capital les encontraron gran cantidad de joyas, 3.500 euros en efectivo escondidos, tarjetas de crédito, material electrónico o décimos de lotería. Según explicó el sargento jefe del equipo de Patrimonio de la Guardia Civil, José Luis Ornat, les atribuyen al menos 62 robos, 4 de ellos violentos (atracos), además de tres estafas por sacar dinero con las tarjetas robadas.