En enero del año pasado, una peluquería de la avenida Madrid de la capital aragonesa, fue desvalijada. El supuesto autor del robo, J. C. M. V. no se conformó con el ordenador y el dinero de la caja registradora, sino que decidió ir a cobrar un cheque que también sustrajo. Esto hizo que la Policía Nacional atara cabos y le señalara como la persona que entró al establecimiento y lo asaltó. Ahora, este vecino de la capital aragonesa está a la espera de ser juzgado.

La Fiscalía le imputa un delito de robo con fuerza y una estafa en grado de tentativa por el que pide dos años y cuatro meses de prisión. Para ello describe como hechos probados que J. C. M. V. violentó la puerta de entrada del comercio, accedió al interior y se apoderó de 600 euros, así como un ordenador, una tablet y un talonario. Al día siguiente, el encausado acudió a una entidad bancaria de la ciudad, donde rellenó los cheques para recibir 6.000 euros. «Pretendió cobrar esa cantidad, pero no lo consiguió, ya que le exigieron que estuviera firmado», añade el ministerio público.

PROTOCOLO

Cuando le comunicaron esa incidencia, el comportamiento del procesado cambió, lo que hizo sospechar al trabajador del banco que activó un protocolo para ver cuál era el origen del mismo. Esto llevo a descubrir que procedía del talonario que había sido denunciado por robo un día antes en el Cuerpo Nacional de Policía. Fue inmediatamente detenido.

Es por ello que este joven, que tiene antecedentes penales, no solo se enfrenta a una pena de privación de libertad, sino que podría tener que pagar 1.176,74 euros procedentes de los desperfectos que ocasionó al abrir la peluquería para robar en ella. Los 6.000 euros, como no llegó a conseguirlos, no le son reclamados. Desde la defensa, el abogado Joaquín Tortajada, pide la libre absolución por no estar acreditado que fuera el ladón.