El bar Artigas, especialista en vermú

El bar Artigas es bien conocido por su especialidad en raciones y tapas. Hace 53 años, los hermanos Artigas pusieron en marcha un negocio que mantiene viva la llama familiar que le hizo abrir sus puertas. Enrique, Arturo y Chon fueron los promotores y hoy el primero junto a su mujer y otros seis trabajadores, siguen deleitando con su amplia y variada carta.

Enrique Artigas explica que su bar se dirige hacia el vermut y las cenas, después de los que «la gente se suele ir a tomar las copas, algo que ha menguado mucho, en el sentido de que la gente no sale tanto, porque acude a centros comerciales. Y, claro, notamos que hay menos gente». La gerente y cocinera Pilar Arguedas cree que «la gente sale menos, ya no vienen tanto a cenar, lo hacen en su casa y se quedan viendo una película».

Desde su punto de vista, el centro de la ciudad acumula la mayor oferta del sector. «El centro está acogiendo las terrazas y bulevares, entonces a los bares de la zona exterior nos afecta», añade Artigas.

Otro de los factores que merman el negocio son las normas reguladoras. «Desde que no se puede fumar también se nota mucho, la gente tira más por el bar con terraza», asegura Pilar.

En el Artigas no han tenido la necesidad de modificar su negocio con los nuevos fenómenos. Sí que han variado la oferta de las tapas y las raciones, elaborando recetas nuevas para atraer a más consumidores. El perfil de cliente que disfruta de sus especialidades no ha cambiado. De hecho, la pareja cree que a su bar «siempre acude la misma gente». «Hace unos años teníamos gente del barrio nada más y ahora con las redes sociales, viene gente que antes no nos conocía, de fuera del barrio, esa evolución se nota», añade Arguedas.

Desde la calle Pamplona Escudero, en Zaragoza, la familia Artigas-Arguedas apuesta por la filosofía familiar de su bar.

El pub Jane Birkin se suma a las nuevas tendencias

Jane Birkin es un pub de copas, abierto desde las diez de la noche a las cuatro y media de la mañana. Un lugar que arrancó en el centro de la capital aragonesa hace doce años y es conocido como un local «de marcha». «Ese es nuestro fuerte y así lo ha sido hasta hace poco, aunque ahora hacemos también el tardeo. La gente sale más de tarde y decide no estar hasta la madrugada y aprovechar el domingo», explica el gerente de Jane Birkin, Juan Cutillas.

La gerencia notó una nueva tendencia y la necesidad de salir de parte de un segmento de la sociedad, que no podía hacerlo por edad. Cutillas explica que el tardeo empezó en ciudades como Valencia con bastante éxito y que al adaptarlo a Zaragoza, la gente reaccionó muy bien, acogiéndolo como con un añadido a la noche. «Pero no estamos inventado nada nuevo, en los 80 ya se hacía», comenta. «Al trabajar de tarde tan bien, se nota que por la noche el ritmo es de nivel inferior, Los negocios se van transformando y se adaptan a las nuevas necesidades», asegura el gerente.

Además, relaciona la nueva forma de disfrutar del ocio con la transformación de las costumbres de las generaciones actuales. «Por ejemplo la gente de 40 años antes no salía y ahora sí. La tendencia se transforma a los pasos con los que lo hace la sociedad. Antes para conocer a alguien tenías que ir a un bar, ahora hay redes sociales», añade.

Jane Birkin se define como un lugar donde cada noche es una fiesta diferente y se considera un pub de referencia en la ciudad. El perfil de cliente está caracterizado por personas de mayor edad y con un nivel adquisitivo superior. «La gente joven tiene menos dinero para gastar, hace bastante botellón, lo que daña al sector. Mi clientela ronda los 30 y 40 años, e incluso hay clientes de 60 años. Y creo que va a seguir con esa inercia, porque la juventud tiene nuevas formas de divertirse y salir. Las generaciones más antiguas somos más de copas», añade.

«El sector del ocio nocturno ha pegado un bajón impresionante». Cutillas achaca la situación al reducido número de jóvenes en referencia a otras generaciones y al descenso de las zonas dedicadas al ocio nocturno. «Antes estábamos siete con decenas de bares desde las cinco de la tarde a las ocho de la mañana, en los años 80 y 90. Ahora, Doctor Cerrada y Zumalacárregui han desaparecido, el Rollo está temblando, el Casco se mantiene pero está a medio gas...». Según Cutillas, las normativas limitan a los establecimientos en cuanto a horarios, permisos, aforo, etc, «Están matando al sector», defiende.

En Umalas Bar, cócteles por la tarde

El bar Umalas recorre el mundo con su variedad de sabores en cócteles. Desde hace 8 años, de lunes a domingo, el establecimiento zaragozano especializado en coctelería, es uno de los «bares de moda». Así lo asegura su headbartender Jonathan Pallaruelo, quien presume de que el bar es pionero en el sector. «Los sábados a las cuatro de la tarde ya hay gente haciendo fila para entrar a sentarse, tanto gente local como internacional», explica.

Pallaruelo vincula la nueva tendencia de ocio en la forma de ver la fiesta. Afirma que «lo que ocurre no es que la gente salga menos, sino que la forma de ver la fiesta ha cambiado. Se ha puesto muy de moda el tardeo, la gente que tiene dinero está acostumbrada a salir desde las cuatro de la tarde hasta las diez o doce de la noche, e incluso hasta las tres de la mañana. Aquí en Zaragoza, el tardeo lleva en auge un par de años y cada día va a más».

Tanto Umalas como el Chilimango son referentes en el tardeo y han adaptado el negocio a este fenómeno. «Simplemente hemos aprovechado el tirón en forma de lo que solicitan los clientes. Se trata de tener un espacio donde tomarse una copa tranquilamente, con un buen ambiente».

Según el headbartender, el cliente busca una serie de parámetros o de servicios y ellos se han adaptado a esas necesidades. Sobre todo durante el fin de semana, cuando tienen un mayor volumen de trabajo. De hecho, han aumentado la capacidad de su terraza y disponen de un porche.

Su experiencia le demuestra que la actividad nocturna se mantienen, tanto con clientes habituales como nuevos, ya que se encuentra en una zona muy transitada. «Los clientes buscan tomarse un cóctel, una copa de calidad y estar relajados. Ya no se limitan a pedir un sitio donde poder ir a tomar algo, sino cócteles o copas de calidad, y que el camarero entienda lo que está sirviendo y tenga unos conocimientos mínimos», concluye.