El expresidente del Parlamento Europeo Enrique Barón ha reconocido hoy que la frontera sur de Europa es uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la Unión, que ha creado un gran espacio interior sin fronteras pero que aún no ha sido capaz de adoptar políticas comunes de inmigración y asilo.

Barón, quien ha participado hoy en Zaragoza en el ciclo de conferencias "Primera plana de la Economía", organizadas por Ibercaja y la Cátedra Ernest Lluch, ha insistido a los medios de comunicación en que el problema de la inmigración en la UE no está solo en Ceuta y Melilla, sino que ésta es una característica que comparten todos los países del sur, como Portugal, Grecia, Malta e Italia.

El problema, ha añadido, es que estos países hacen frontera con África, el continente con mayor crecimiento demográfico y con más conflictos, y son por eso los que más sufren la presión de la inmigración.

Lo que hay que hacer, y eso es algo que a su juicio España está haciendo, es "poner de manifiesto la importancia" de esta frontera sur, y organizar políticas de inmigración y de cooperación al desarrollo y "tratar de estabilizar y ayudar al desarrollo de África".

Ha vaticinado, no obstante, que éste es un problema que va a acompañar "durante mucho tiempo" a la Europa de los 28.

Antes de pronunciar la conferencia "La Unión Europea, una y 'trina': monetaria, económica y política", Barón ha dicho que la UE se enfrenta ahora a unas elecciones "muy relevantes" porque por vez primera los ciudadanos van a participar en la elección del presidente de la Comisión Europea, que se configura con un gobierno "con responsabilidades".

Barón ha apuntado que en un momento tan importante, Europa tiene tres desafíos, el primero de los cuales es salir de la crisis y conseguir la recuperación económica con la vista puesta en el empleo.

La Estrategia 2020 prevé conseguir una tasa de empleo del 75 por ciento entre la población de entre 20 y 65 años con igualdad de género; una tasa de abandono escolar inferior al 10 % y una inversión en I+D del 3 % del PIB, todo ello mientras sigue apostando por estar en cabeza en la lucha contra el cambio climáticos y por conseguir disminuir el número de pobres hasta, como mucho, 20 millones de personas.

La crisis, ha dicho, ha incrementado los niveles de desigualdad, y España está "a la cabeza" en este índice.

El segundo desafío es el aumento y desarrollo de las libertades ciudadanas, toda vez que la crisis ha hecho emerger posturas "insolidarias y xenófobas" y políticas que tienden a limitar la libertad de movimientos.

Barón ha estimado que el tercer reto es el papel de Europa en el mundo, puesto que la Unión, a pesar de ser la primera potencia comercial, aglutina solo al siete por ciento de la población mundial, y por eso necesita una política "de cara al mundo" y "capaz de dar respuesta a los grandes desafíos de la humanidad".