Base Aérea de Zaragoza, un enorme complejo de 27 kilómetros de perímetro, ha cumplido en el 2020 cien años de existencia. Y lo ha hecho en plena transformación de sus medios de vuelo, con la sustitución de los aviones de transporte tipo Hércules (C-130) por el A400M, más moderno y con una capacidad muy superior. De momento, la instalación cuenta ya con varios aparatos nuevos y tiene pendiente la llegada de otras unidades hasta completar un total de 14, dentro de un proceso de cambio de modelo que debe estar terminado el próximo mes de diciembre.

La instalación se creó en 1920 y vino acompañada por la apertura de una escuela de pilotos militares en San Gregorio, a las afueras de la capital aragonesa. Sin embargo, el interés por la navegación aérea había empezado una década antes, coincidiendo con el auge de la aviación de motor en España. En 1909, el Sindicato de Iniciativa y Promoción del Turismo (SIPA) organizó una fiesta de aviación para que el público local pudiera apreciar los avances que había experimentado el mundo de los aviones.

Para llevar a cabo la demostración, que correría a cargo del aviador galo Louis Gaudart, se eligió un terreno en Valdespartera que se convertiría en el primer aeródromo de Aragón. La exhibición no fue un éxito total, pues el aparato, que recorrió unos 100 metros a cuatro metros de altura, chocó con un poste y se estrelló contra un coche, sin que el piloto sufriera lesión alguna. Pero la afición por la aviación ya había arraigado en la ciudad y seguirían otras demostraciones en años sucesivos.

En 1914 se vivió otro impulso a la aeronáutica con la llegada de tres aeroplanos militares procedentes de Madrid, uno de ellos pilotado por el teniente Martínez Baños, que tenía vínculos familiares con Aragón.

Pero los antecedentes más directos de la actual Base Aérea no se empiezan a perfilar hasta la guerra civil, cuando se adquirieron unos terrenos en Garrapinillos que dieron lugar a los aeródromos de Valenzuela y de Sanjurjo.

Desde sus comienzos, la terminal ha tenido un doble carácter civil y militar, dado que el aeropuerto de la capital aragonesa, situado junto a la Base Aérea, comparte con esta las pistas de aterrizaje, el control aéreo y el sistema de radioayudas a la navegación.

Con todo, la denominación de Base Aérea no se produjo hasta 1969, trece años después de que el Tratado de Amistad y Cooperación con los Estados Unidos la convirtiera en una de las mejores instalaciones de Europa con la construcción de dos pistas de aterrizaje y despegue paralelas, de 3.000 y 3.718 metros de longitud.

La presencia norteamericana duró hasta 1992. De ese largo periodo han quedado numerosas viviendas y edificios de servicios, desde la iglesia, la bolera y el economato a un hospital y un hotel. Parte de estas construcciones conservan su antiguo uso, pero en otras se ha cambiado.

En 1953 llegaron los aviones de combate F-86 (C-5), que se empleaban en misiones de instrucción y entrenamiento y estaban encuadrados en el Ala 12, ya desaparecida. Les siguieron después los T-33 Lockheed. Y en 1973 se incorporó el C-130 Hércules o T-10, agrupado a partir de 1978 en el Ala 31. En diciembre de 1985 se creó el Ala 15, a lo que siguió la compra de los primeros cazas EF-18 (C-15), todavía operativos y que en el 2019 alcanzaron 175.000 horas de vuelo.

Ahora, cuando se cumplen los cien años de existencia de la Base Aérea de Zaragoza, la instalación aeronáutica se encuentra sometida a otra gran transformación que en realidad empezó el 1 de diciembre del 2016 con la incorporación del primer A400M. Este avión de transporte casi triplica la capacidad del Hércules. Su papel es fundamental para el Ala 31, volcada en misiones de ayuda humanitaria por todo el mundo que dan un poderoso significado al lema de la Base Aérea de Zaragoza, No sé rendirme, la respuesta que dio el general Palafox a los sitiadores franceses en la Guerra de la Independencia.

En la actualidad, la Base Aérea agrupa en su Zona Sur el Grupo Norte de Mando y Control, la Escuela de Técnicas de Seguridad, Defensa y Apoyo, el Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo, las Unidades Médicas de Aéreas de Apoyo al Despliegue y la Unidad Militar de Emergencias (UME). En la Zona Norte están el Centro de Farmacia y la Enfermería del Mando Aéreo General, la Agrupación Base (que realiza tareas de mantenimiento y seguridad, entre otras), el Ala 31 y el Ala 15.