-Lleva dos semanas de gira por el territorio en un maratón de reuniones, especialmente con regantes. ¿Responde a una estrategia tras el anuncio de Lambán de revisar el Pacto del Agua?

-Este recorrido responde a algo habitual: crear un espacio de conformación de opinión en el conjunto de la comunidad autónoma. Estaba preparada y surgió el anuncio de la revisión del Pacto del Agua, así que adaptamos la agenda. Estas reuniones han confirmado lo que ya presumía: que las obras de regulación son absolutamente necesarias para el desarrollo social y estratégico de nuestra comunidad. Bastante esfuerzo se hizo en el 2006 con la revisión del Pacto del Agua y los acuerdos que se habían alcanzado, con lo que todo responde a una exigencia de los socios de Lambán y por una ministra de Transición Ecológica que quiere dar carpetazo a obras importantes que provienen de un pacto surgido en nuestra comunidad.

-Tenían malestar por no haber tenido noticia de las intenciones del presidente aragonés. ¿Tienen alguna información más?

-No conozco más que lo publicado y lo que se ha dicho en el debate. Nadie se ha puesto en contacto con nosotros. El éxito de esta mesa pasa por el consenso no solo de las principales fuerzas, sino también de las organizaciones agrarias y los regantes. Si el PSOE y el PP no se ponen de acuerdo, difícilmente será un éxito.

-¿Cuál es su postura? Parece que se debatirá la posible sustitución de Biscarrués por las balsas de La Valcuerna y Valdepatao...

-Si los regantes quieren Biscarrués, estaremos con ellos. Entre otras cosas porque no existen alternativas, según me han trasladado. Además, Biscarrués no solo es necesario para embalsar, sino también para laminar avenidas. Si no, toda el agua irá al Ebro y ya sabemos hacia dónde irá: hacia Cataluña, como ocurre con la mayoría del caudal que transcurre por el Ebro.

-Ha transcurrido medio año de legislatura. ¿Qué balance hace?

-Un balance muy triste que se limita a dos anuncios y a sacar temas de vez en cuando para despistar sobre la realidad del Gobierno, que es la inacción absoluta. Se ha dedicado a hacer ruido y a esperar a ver cómo se conformaba el Gobierno de España. Por desgracia, esta conformación no nos trae buenos resultados. Es muy triste, pero uno de los principales no aliados de Lambán es el presidente Sánchez. Lo primero que se conoce es que la decisión respecto al agua de la ministra de Transición Ecológica es pegar un tijeretazo a las obras. Vamos a darle tiempo al tiempo, pero no presumo que los presupuestos del Estado vayan a ser satisfactorios para los aragoneses.

-¿Apoya el contencioso con el Estado por la liquidación del IVA, un problema heredado por la decisión de un ministro del PP?

-Refugiarse en que fue un ministro del PP el que dejó de liquidar el IVA por un cambio en el sistema contable es un argumento muy pobre. Es verdad que lo hizo el ministro del PP, pero la ministra Montero ha tenido tiempo para resolver este problema y no ha tenido voluntad. Es más, ha hecho declaraciones públicas diciendo que no lo iba a pagar. Y de la misma forma que se han hecho reales decretos para otras cuestiones, aquí no se ha querido. Esos más de 2.500 millones de euros que deben devolverse a las comunidades solo van a servir para satisfacer las ansias del independentismo, como se está demostrando. El Gobierno de Aragón ha ido a remolque de otras comunidades y del Ayuntamiento de Zaragoza para reclamarlo.

-¿Cómo ve la posible alianza entre electoral entre el PP, Cs y Vox, como se propone para algunas comunidades?

-Siempre defendí un proyecto como el de España Suma o el nombre que se quiera utilizar. No fue posible en las elecciones generales y todos sabemos cuál fue el resultado. A nivel autonómico hay situaciones excepcionales y tendrá que analizarse cada caso desde la dirección nacional. En cualquier caso, yo soy partidario de que el centroderecha se una para hacer frente a la deriva de este presidente y de este PSOE, si es que queda algo del PSOE.

-Dentro del PP hay un debate entre los que optan por más moderación y los que apuestan por una radicalización del discurso ante la irrupción de Vox. ¿En qué lugar se sitúa usted?

-No he observado que haya dobles discursos en el PP en relación a Vox. Nuestro espacio es muy concreto: el de la moderación y la centralidad. A partir de ahí, Vox sabrá lo que tiene que hacer. Pero nosotros no iremos a remolque de ellos.

-Pero Vox y algunas de sus tesis están condicionando acuerdos, como los presupuestos de algunas comunidades o ayuntamientos, como el de Zaragoza. ¿Le genera incomodidad?

-Cualquier acuerdo es posible con un profundo respeto a cada una de las formaciones políticas. Uno no renuncia a sus convicciones si adopta acuerdos inteligentes que tengan como base el interés general. Lo que me pregunto es por qué nadie hace estas valoraciones cuando el PSOE adopta posturas radicales de Podemos o de la izquierda extremista. La moderación y la centralidad deben presidir la política.

-¿Cómo va su relación con el PAR, después de que este partido pactara con el PSOE?

-No tengo mala relación con nadie. Otra cosa es que difiera de las formas, los fondos y los planteamientos. Parece que para algunos todo vale. Para el PP no.

-¿Ve posible un acercamiento entre el PP y el PAR?

-El tiempo lo dirá. Pero he dejado bien claro que mientras yo sea presidente del PP, con el PAR de Aliaga no se pactará.

-¿Cómo lleva el PP que el liderazgo orgánico lo ejerza usted y el institucional Jorge Azcón?

-Sin ningún problema. Si antes teníamos una buena relación, ahora es magnífica. Que quede bien claro. Si alguien intenta pescar a río revuelto, le saldrá el tiro por la culata.

-Siempre se ha dicho que Azcón se lleva incluso mejor con Lambán que con usted...

-Y me parece estupendo que Azcón tenga una buena relación con Lambán, con el que yo también la tengo, aunque a veces no encontremos puntos de acuerdo en determinados posicionamientos.

-¿Optará a la reelección en el congreso del próximo año?

-Cada cosa cuando llegue. Falta un año y medio aproximadamente y no estamos en ese tema. Si algo caracteriza al PP en estos momentos es la unidad, la cohesión y el trabajo por unos objetivos comunes. Esa es la clave del éxito.

-¿Teme que pueda haber tensiones a medida de que se aproxime el congreso?

-Hay una excelente relación con la dirección nacional y una buena coordinación con las provinciales, como la hay con los cargos públicos del partido. Nosotros nos dedicamos a trabajar y los demás que pierdan el tiempo en sus guerras internas.

-¿Cuáles son las prioridades en las Cortes hasta el verano?

-Necesitamos un modelo económico estimulado con un modelo fiscal diferente. Necesitamos un pacto por la sanidad, el gran fracaso de este Gobierno, y es lamentable ver cómo el cuatripartito se cierra en banda independientemente de lo que se debata por la necesidad de supervivencia que tiene. Es un Gobierno con la debilidad suficiente como para buscar acuerdos. Pero repito lo que le digo siempre a Lambán: los pactos son pactos, no de conveniencia según le interesa.