El exalcalde de Zaragoza Juan Alberto Belloch considera, al cumplirse el décimo aniversario de la Exposición Internacional de 2008, que la ciudad debería recuperar la idea de organizar la Expopaisajes "como excusa" para reordenar ese ámbito y cerrar urbanísticamente la ciudad por el este.

Esta era la idea con que se concibió la celebración de dicho evento en 2014, pero tuvo que desecharse tras la crisis económica que afectó al país justo después de la Expo.

Es un tipo de acontecimientos que debe tener coherencia interna y servir no solo para el aspecto lúdico y festivo, que es "importante, conveniente e incluso necesario", sino que también debe ser "la excusa para ordenar el territorio que lo rodea", señala el actual magistrado de la Audiencia de Zaragoza en una entrevista concedida a Efe.

Eso sí, advierte: "No me voy a presentar nunca más a las elecciones. Las ideas las doy gratis total".

Como la de levantar viviendas en el recinto de la Expo, que defendía cuando era alcalde, recuerda, "como única forma para que por la noche, cuando se cierran las oficinas de la Ciudad de la Justicia y del resto de instalaciones, haya vida".

Y también realizar la segunda línea del tranvía, pero con financiación público-privada, sin la cual reconoce que sería "imposible".

La Expo la recuerda "entre una mezcla de una ilusión enorme y un cansancio no menos enorme, porque llevábamos dos años trabajando", a los que se sumaron los tres meses que duró este acontecimiento y que supusieron "un trabajo abrumador", un "lío" en el que, asegura, "ahora no me metería", entre otras razones, "porque hace falta tener mucha más fuerza".

Rememora que la idea, que formó parte de su primera campaña electoral como aspirante a la Alcaldía, tenía como lema "Ciudades después de una guerra" al coincidir con el bicentenario de Los Sitios de la Guerra de la Independencia, pero fue su entonces consejero Jerónimo Blasco y el profesor de Geografía Física de la Universidad de Zaragoza Francisco Pellicer quienes propusieron la idea del Agua y el Desarrollo Sostenible.

Un tema que coincidía con los objetivos de esa campaña de hacer del Ebro "la calle mayor" de Zaragoza, además de ser de interés internacional.

"Yo no era consciente del lío que habíamos montado en toda su dimensión: 8 millones de visitantes, 150 países... Un poco de locura, pero como alcalde era decisivo no solo por razones materiales, sino porque logró acreditar para siempre que no se puede hacer nada importante si no se parte de una unidad real", señala Belloch en alusión al apoyo unánime que concitó este acontecimiento.

"Es el trabajo al que me dediqué", resalta.

Aunque diez años después no es "al cien por cien" la ciudad que soñó, aunque "en un porcentaje muy elevado sí", es el paso del tiempo el que "no hace mas que confirmar ese diagnóstico".

Belloch cree que la gente cada vez es "más consciente" de lo que supuso la Expo, entre otras cosas porque fue el proceso de inversión "más importante que ha tenido en toda su historia la ciudad". Fueron, recuerda, 1.500 millones de euros para el Plan de Acompañamiento (infraestructuras y recuperación de cauces fluviales), 300 para el recinto más otros dos millones de inversión privada.

"Se hizo lo que llevaba reclamando la ciudad desde hacía décadas y sin la Expo no se hubiera logrado nunca", señala el exalcalde, que cita el pabellón puente de la arquitecta anglo-iraní Zaha Hadid, premio Pritzker de Arquitectura; el puente del Tercer Milenio proyectado por el ingeniero Juan José Arenas (y que recuerda que ya estaba proyectado para 1992) o la Torre del Agua como emblemas del evento.

Según el que fuera ministro de Interior y Justicia con Felipe González, "la Expo mereció la pena ya solo por los iconos que dejó" y para los que espera "buenas noticias" por parte del presidente de Aragón, Javier Lambán, con motivo de la gala de aniversario, mañana.

Pero también por los veinte puentes y pasarelas que permitieron unir todas las cuencas (Ebro, Gállego, Huerva y Canal Imperial), por el tercer y cuarto cinturones de ronda, los circuitos peatonales y carriles bici, el Parque del Agua o la recuperación para la ciudad del río Ebro; la apertura del Instituto Aragonés de Arte Contemporáneo IAAC Pablo Serrano, la conversión del Museo Camón Aznar de Ibercaja en el Museo Goya, la modernización del Museo Diocesano y la puesta en marcha del CaixaForum.

Son "referentes muy serios" para el turismo interior y "una oferta imbatible", dice Belloch, quien también elogia la labor del voluntariado, al que se dedicó la pasarela de Manterola y que "tuvo un papel fundamental" en la elección al llenar la plaza de Toros con motivo de la visita de los miembros de la Oficina Internacional de Exposiciones (BIE).

Preguntado por si cree que no ha sido tratado con justicia, tras veinte años dedicado a la política, Belloch sentencia: "En política no hay justicia, y el que vaya a la política pensando que va a tener el apoyo o aprecio de los ciudadanos es que no tiene ni idea de cómo funciona este negocio".

Personalmente, puntualiza, no se queja de nada porque en estos proyectos tuvo a "la ciudad detrás". "Lo importante en política seria es trabajar para conseguir los objetivos, lo otro es circo", concluye.