Mari Luz Benedicto deja hoy la Secretaría General de Comisiones Obreras en Teruel tras catorce años en el cargo, en los que lo ha convertido en la primera fuerza de la provincia, triplicando la afiliación, y en un sindicato "más fuerte, más activo y más representativo".

Deja el cargo todavía joven, con 43 años, aunque cita la "renovación" en una entrevista concedida a EFE como uno de los motivos que le han llevado a no presentarse a la reelección en el Congreso que elige hoy como sustituta a otra mujer, Pilar Buj.

Benedicto se convirtió en la máxima responsable del sindicato en la provincia siendo mujer y antes de haber cumplido los treinta años.

Los estatutos de CCOO limitan al cargo a tres mandatos: "no puedo repetir ni quiero repetir", dice Benedicto, que cree que es necesario que entre "gente nueva" para darle nuevos aires al sindicato.

Esta mujer, vital y de sonrisa fácil, se muestra satisfecha en su balance de estos años cuando recuerda que el sindicato ha llegado a los 4.000 afiliados en la provincia, con el 44,27% de los delegados sindicales de la provincia, convirtiéndose así en estos años en primera fuerza sindical de la provincia.

"Eso es fruto del trabajo de muchas personas, de un trabajo responsable y mantenido a lo largo del tiempo" recalca.

Se muestra agradecida porque el sindicato le ha permitido además desarrollar otras inquietudes como es la defensa de los colectivos más desfavorecidos y de los intereses de la provincia.

Así, en la gran manifestación convocada el próximo 1 de abril en defensa del ferrocarril en Teruel ya no participará como líder de CCOO en la provincia, como lo ha hecho junto a los representantes empresariales y vecinales en otras muchas acciones a lo largo de estos años, donde las reivindicaciones se han caracterizado por estar lideradas por todos los agentes sociales, un acuerdo en el que ella ha tenido mucho que ver.

A pesar de los sinsabores dice sin dudar que no ha acabado agotada aunque la última etapa haya sido muy dura. "Lo peor de estos años ha sido la crisis en su conjunto; cómo enfrentarnos al cierre de empresas, los ERES, la desesperanza de la gente..." y ello sumado a las críticas a los sindicatos por su papel precisamente durante la crisis.

"No lo he vivido como un ataque personal pero sí sindical y he defendido el trabajo de los compañeros con uñas y dientes porque, habremos cometido errores, pero los aciertos han sido muchos".

En su opinión, esta visión de algunos sobre los sindicatos responde al "desprestigio interesado impulsado por parte de la política, a la que no le convenía el muro que hacíamos los sindicatos a las políticas de austeridad".

Por ello califica como "desolador" el sentimiento que queda cuando han convocado movilizaciones con poco seguimiento porque "reivindicas los intereses de la gente", pero también comprende que detrás está la "apatía, el conformismo y el hartazgo, ese de 'hemos protestado tantas veces por lo mismo para nada'".

Pero insiste en que "siempre las cosas se han conseguido dialogando y movilizando" y entre los momentos que guarda en la retina, las sensaciones de la huelga general de 2012, ampliamente secundada en las calles de la ciudad: "Esa imagen no se me olvidará, no solo por el volumen de gente sino porque se respiraba ilusión, ganas de cambio, de lucha" explica con la voz quebrada, "es una de las emociones más grandes que puedes vivir".

En su despedida todavía no confirma cuál será su siguiente destino; si formar parte de la nueva dirección del sindicato en Aragón, donde cree que es fundamental la presencia de personas de Huesca y Teruel, o dar el salto a una empresa.

"No me incomoda en absoluto el cambio" reconoce pero apunta que comienza ahora un "periodo de reflexión" para tomar una decisión sobre su futuro.