El portavoz del Gobierno, Roberto Bermúdez de Castro, evitó hablar de error. No entró a valorar la decisión del PP el pasado viernes, cuando votó en contra de reducir los aforados, después de que el miércoles la presidenta anunciase que era partidaria de hacerlo. El también consejero de Presidencia insistió en que las medidas de regeneración propuestas por la jefa del Ejecutivo requieren de un "debate sosegado". Será en septiembre, anunció, cuando el resto de partidos tendrán que "retratarse".

Bermúdez de Castro aseguró que en el Consejo de Gobierno no se había valorado la decisión del grupo parlamentario de rechazar la reducción de aforados. Aunque varias fuentes confirmaron a este diario que hubo un cruce de acusaciones entre el consejero de Presidencia y el de Hacienda, Javier Campoy, acerca de quién había filtrado a la prensa que la decisión de votar contra la eliminación de este privilegio.

La decisión se tomó el jueves pasado por la tarde en una reunión en la que participaron Bermúdez de Castro, Campoy, Antonio Torres y el portavoz del PAR, Alfredo Boné. Allí se decidió no apoyar la reducción de aforados, pese a que la presidenta lo había propuesta el miércoles. También se rechazó presentar ninguna propuesta de resolución al respecto. El resultado fue una evidente contradicción que terminó por enfadar a la jefa del Ejecutiva.

Bermúdez de Castro no entró en ninguna de estas cuestiones. Insistió en que es un asunto que se debe tratar de una manera "muy sosegada, muy tranquila". En una mesa a partir de septiembre se intentarán acordar las mejores iniciativas, que "sin duda, es lo que piden los ciudadanos". Explicó que algunas de esas medidas requieren un cambio en el Estatuto de Autonomía y de las leyes del Presidente --que está en tramitación-- y Electoral de Aragón y el PP entendió, "con la mejor fe del mundo", que había que intentar, a partir de septiembre, buscar las mejores reformas en una mesa. El portavoz del Gobierno consideró que las propuestas de Rudi --entre ellas reducir el número de diputados, acortar las campañas electorales, impedir que personas con juicios orales pendientes estén en candidaturas, o suprimir el aforamiento de los parlamentarios-- no tuvieron "mucho éxito" en el debate porque no les apoyó "prácticamente nadie", lo cual no significa que no se vayan a poner encima de la mesa.

Si el PP hubiera presentado las propuestas en bloque, dijo el portavoz, "hubieran sido todas rechazadas" --el PAR ya dejó claro que no estaba a favor-- y el debate "estaría muerto", explicó el número dos del Gobierno.