POR

ADRIANA OLIVEROS

No eran estos días de celebraciones, sino de luto. Pero hoy la lupa vuelve, no porque el dolor cese, sino para intentar recuperar un pequeño espacio para la sonrisa. Retomó esta crónica el ejercicio cogiendo el pulso a los preludios de la Semana Santa zaragozana. Con la inauguración de la muestra estrella del bicentenario de la Cofradía del Señor Atado a la Columna, en el Palacio de Montemuzo. Estandartes, capirotes, instrumentos, alguna que otra virgen (en el sentido sacro) y antiguos documentos se sucedían en una muestra atada a la historia. Pero la joya de la Corona era el Cristo titular de la cofradía, bello anónimo del siglo XVI. De él presumió su hermano mayor, Angel Nápoles, acompañado por los directores consistoriales de Cultura y Turismo, Miguel Estrada y Rafael Ordóñez, por el canónigo pilarista Luis Antonio Gracia Lagarda... Y por miembros de la junta, como Mariano Berdejo o Paco Bentué, presidente honorífico de los pasteleros y miembro de la Cámara de Comercio que casi ha alcanzado el don de la ubicuidad. En una ciudad con 1.300 atados , la cita fue un ir y venir. Unos se iban a darle al bombo. Y otros se incorporaban para compatir una copa de cava con miembros de la junta, como Armando Cester o Miguel Arruego, o felicitar a la organización de la exposición, formada por Virgina Jardiel, Pedro Guillén, Juan Carlos Gómez, Javier Peyrona, Arantxa Salcedo, Pascual Gallego, Félix Sánchez, Jesús González... "La muestra estará hasta el 28 de marzo", anunciaron. Después, la cita será en las calles, en el estruendo de un Jueves Santo en el que los atados protagonizan la salida más numerosa. Bentué incluido. Así que vayan y vean. Disfruten. Y sonrían.