A José Ángel Biel le gusta tanto controlar los tiempos como jugar a las adivinanzas y las insinuaciones. Y sabe elegir siempre el foro oportuno para hacerlo. Por eso, no dejó escapar la ocasión para hablar en Madrid ante la número dos del Gobierno central, Soraya Sáenz de Santamaría, y advertir que quizá dentro de un año sean compañeros de hemiciclo, si esta repite en el Congreso. O, vete a saber, quizá tenga un hueco en el Senado, como su excompañero de Gobierno Marcelino Iglesias y ahora acérrimo adversario político, que también asistió al desayuno de Aragonex, cuyo presidente es Antonio Morlanes.

Biel también es aficionado a las metáforas y las imagenes para definir el encaje de Aragón en el Estado, o de su partido en la política. Aparcada la teoría del clavijo del abanico, ayer sacó una nueva: "El Estado autonómico sería así como una rueda de bicicleta, en la que el eje sería la soberanía nacional, la llanta el conjunto de las comunidades y los radios las relaciones bilaterales".

Siempre ha defendido --y ayer no fue la excepción-- que esta comunidad, milenaria en sus fueros e historia, tiene un papel determinante en la España autonómica y constitucional. Para ello, sostuvo que no es precisa ninguna reforma profunda de la Constitución, ni "ningún proceso constituyente que significaría abrir en canal al país", aunque admitió que esta necesita una "restauración", que pasaría por hacerle "ajustes y retoques".

Insistió en su acérrima defensa de la Constitución, aunque lamentó que "las dos Españas han vuelto otra vez a las andadas". Frente a esto, propuso diálogo y pactos de Estado y ofreció que Aragón se configure como el espacio para el acuerdo y la lealtad y también como la "sensibilidad" que sirva para poner en evidencia la debilidad de la voz centralista. Con el acto de ayer, Biel también avanzó en la más que factible coalición PP-PAR para las próximas elecciones generales y la reedición --si los números encajan-- del pacto autonómico en mayo del 2015.