Poner los trabajos reproductivos en el centro es una de las reivindicaciones que mueven los pedales de Ana y Edurne, también "Biela y Tierra", protagonistas de un proyecto que las llevará a conocer en una ruta ciclista más de cien iniciativas agroecológicas en el norte de España.

La ingeniera química Ana Santidrián y la bióloga Edurne Caballero, caras visibles del proyecto Biela y Tierra, defienden desde el punto de vista del ecofeminismo el valor de los trabajos reproductivos frente a los productivos, a los que históricamente se les ha dado más importancia.

Al ingrediente del ecofeminismo, explican las integrantes de Biela y Tierra en una entrevista a Efe, se suman la agroecología, la soberanía alimentaria y la movilidad sostenible, que completan la receta de este proyecto que echará a pedalear desde Zaragoza el próximo sábado 1 de junio.

- Vuestro proyecto en cifras se resume en más de 2.500 kilómetros de pedaleo, cuatro meses y medio de recorrido, más de cien iniciativas y vosotras, dos ciclistas. ¿Cómo surgió la idea de este viaje?

- (Edurne Caballero) Al principio era un plan de amigas de vacaciones. Las dos estábamos en un momento vital de transición. Yo estaba dejando mi trabajo en una ONG y quería hacer un parón e ir en bici para ver iniciativas. Ana terminaba su doctorado y también tenía en la cabeza lo de ir en bici. Somos amigas y dijimos: ¡nos vamos juntas! Hablando con nuestras amigas del estudio de comunicación La Dársena, Sole y Cris, nos dijeron: “Lo tenéis que contar porque seguro que a mucha gente le interesa”. Y ahí surgió Biela y Tierra: nosotras, la cara visible, y Sole y Cris, que llevan la parte de diseño y de comunicación.

- ¿Cuál es el objetivo de este viaje?

- (Ana Santidrián) Nació de la inquietud que tenemos las cuatro frente a la problemática socio-ambiental en la que estamos viviendo, en la que hay una degradación de los recursos naturales brutal; las zonas rurales están siendo vaciadas. Por nuestras inquietudes conocemos alternativas reales que ya están ocurriendo en nuestros núcleos rurales y queremos visibilizar que funcionan frente al pensamiento de que no se puede hacer nada.

- Vuestro lema es “La alimentación como motor de cambio”. ¿Cómo se consigue?

- (E. C.) Se calcula que entre un 47 % y un 55 % de los gases de efecto invernadero están asociados al sistema agroalimentario global, que implica tanto la producción, la transformación y la distribución de alimentos. En el planeta tenemos a 1.000 millones de personas que pasan hambre y 2.000 millones de personas que tienen problemas de salud asociados a una alimentación desequilibrada. Reflexionando y cambiando nuestros hábitos de alimentación podemos hacer un impacto como consumidores muy grande.

- Escuchamos mucho los términos alimentación sostenible y soberanía alimentaria. ¿Qué significan cada uno de ellos?

-(A.S.) La soberanía alimentaria está relacionada con el poder de los pueblos para decidir. Decidir qué comen, cómo ha sido procesado ese alimento, quién está detrás de la producción y cómo se han gestionado las tierras que han dado lugar a ese alimento. La alimentación sostenible es una alimentación que pueda sostener el planeta tierra y los seres humanos con vida. No podemos olvidar que somos seres interdependientes y ecodependientes, somos parte de esa naturaleza y de ese planeta.

- ¿Cómo se va a desarrollar esta ruta transformadora?

- (E.C.) Salimos de Zaragoza el 1 de junio y la primera parada la hacemos en Ejea de los Caballeros, en Apícola Cinco Villas, un proyecto de producción de miel con un aula de naturaleza. Nos parecía interesante porque lo lleva Ángela, una chica joven que ha cogido el relevo de su familia. Después vamos a la ribera navarra, La Rioja, Burgos, Palencia, León, Asturias, Cantabria, Vizcaya, Guipúzcoa, Huesca, Teruel y Alloza, donde acabaremos en torno a la primera semana de octubre.

- ¿Y alguno de estos proyectos tan especiales?

- (A.S.) En Burgos vamos a ver un albergue cicloturista rural que se sostiene casi al 100 % con energías renovables de autoconsumo y tiene todo habilitado para los amantes de las bicicletas. En Carranza, Vizcaya, está Mutur Beltz, una iniciativa que trabaja con la oveja carranzana, que están recuperando. Lo que hacen es hilar esa lana con bicicletas.

- (E.C.) A la hora de elegir los proyectos hemos buscado sostenibilidad y respeto al medioambiente. Pero también que están integrados o liderados por mujeres. Nos parecía importante poner el foco en que han sido invisibilizadas, especialmente en las zonas rurales, y ponerlas en un lugar especial.

- ¿Cuál es el papel de la mujer en vuestro proyecto, liderado también por cuatro mujeres?

- (A.S.) Creemos que es primordial poner los trabajos reproductivos en el centro frente a los trabajos productivos, que parece que son los únicos a los que se les ha dado importancia. En esos trabajos reproductivos está la mujer: detrás de cada proyecto productivo ha habido unos cuidados esenciales y sin ellos no se puede concebir la vida.

- Finalmente, ¿cómo os estáis preparando?

- (A.S.) Lo que empezó siendo como una vacaciones se ha convertido en un proyecto de comunicación. Tenemos las bicis y las alforjas preparadas y, sobre todo, tenemos preparadas las ganas de conocer a estas personas: ponerles cara, abrazarlas y ver el trabajo y esfuerzo que hacen día a día en el mundo rural. También queremos agradecer a todos los colaboradores y a las personas que han ayudado con sus aportaciones al micromecenazgo.

- ¿Dónde podremos seguir el viaje de Biela y Tierra?

- (A.S.) Contamos con alianzas con dos medios de comunicación que se harán eco del proyecto (Arainfo y Radio Valdivielso), la página web Biela y Tierra y las redes sociales Facebook, Instagram y Youtube. En el territorio haremos el cara a cara con charlas y talleres para acercarnos a la población y contar la experiencia de lo que hemos pasado y lo que va a venir.