Se acabó el trasvase. Aleluya. Sin embargo algunos compañeros del viaje anti-PHN están ahora como escépticos o frustrados ante la decisión del gobierno Zapatero. Parece que les jode haberse quedado sin motivo para la protesta. Les digo: Bien... ¿no? Hemos ganado, la ministra Narbona es estupenda, el trasvase ha fracasado. Y me contestan que bueno, no te confíes, aún queda lo peor, quién sabe qué pasará ahora... Incluso se me quedan mirando con pena al ver mi iluso regocijo de breve triunfador y auguran nuevos rebrotes trasvasistas: Espérate, advierten, aún no sabemos dónde parara todo esto.

Admitiendo que es difícil anticiparse al porvenir (incluso quienes estamos tocados por el don de la profecía nos vamos de bareta muchas veces), lo que hay ya sobre la mesa es bastante importante: un Gobierno central en pleno disfrute de su poder ha derogado un macrotrasvase del Ebro que ya estaba en marcha. Cuatrocientos mil aragoneses han visto satisfecho su grito de hace cuatro años. Lo cual no es mera anécdota sino un hito histórico. Como lo es que anteayer, en sede parlamentaria, la ministra de Fomento replicase a un diputado aragonés comprometiéndose en las infraestructuras de Zaragoza y el 2008 con dineros y fechas. Ya veremos, argüirán ustedes. Ya veremos, asiente un servidor. Pero doña Magdalena Alvarez dijo lo que dijo en el Congreso, en sesión de control al Ejecutivo y respondiendo al diputado Labordeta sin irse por las ramas. Lo mismo podía haber venido a Zaragoza a montarse una aparatosa rueda de Prensa como las que ya sabemos, de poca sustancia y muchas vaguedades; pero no. Algo parece estar cambiando. Cruzo los dedos.

Quienes llevamos decenios oponiéndonos al trasvase (y en esa gatera nos hemos dejado buena mata de pelos) bien podemos disfrutar del éxito. El PHN se ha ido al garete, el Pacto del Agua está tocado y su revisión es ineludible, la Nueva Cultura del Agua se va convirtiendo en doctrina oficial... Qué más se puede desear.