El clúster aragonés de la salud (Arahealth) lleva más de siete años trabajando por la promoción y desarrollo en la comunidad de la industria sanitaria, un sector que ha pasado al primer plano con la crisis del coronavirus. Aprovechando las oportunidades que se abren por esta coyuntura y la mayor disponibilidad de financiación por la llegada de los fondos europeos para la reconstrucción, esta agrupación empresarial innovadora ha puesto sobre la mesa el proyecto Aragon Medical City (AMC), cuyo objetivo es implantar la transformación digital en los servicios sanitarios tanto de los centros públicos como privados. La inversión planteada ascendería a 32 millones de euros y se estima la creación de entre 2.000 y 2.500 puestos de trabajo en cuatro años, pero alcanzar estas cifras dependerá de que logre captar las ayudas comunitarias.

Esta iniciativa de colaboración público-privada se quiere poner en marcha sumando los esfuerzos de las empresas de la salud, la universidad, los centros tecnológicos y el Gobierno de Aragón. Se trataría de impulsar la atención sanitaria 4.0, lo que pasa por la medicina personalizada y predictiva, las soluciones para la toma de decisiones basadas en los datos, la mejora de los procesos asistenciales y acercar la atención al domicilio del paciente.

«La pandemia ha hecho que todos los recursos sanitarios se aproximen. En un año se han logrado avances que normalmente eran de mucha mayor duración. Es el momento de impulsar un proyecto de estas características», afirma Francisco Javier Ruiz Poza, presidente de Arahealth. Según explica, Aragon Medical City sería el catalizador para afrontar con éxito «las reformas que requiere el sistema de salud», cuya necesidad ya se venía observando antes de la pandemia. La base para encauzar este reto sería la transformación digital, a través del uso de nuevas tecnologías como el big data o la inteligencia artificial.

«El sistema sanitario produce infinitos datos, lo cuales se pueden gestionar con diferentes modelos para ganar eficiencia», destaca. La medicación de dispensación hospitalaria al domicilio, la telemedicina, las teleconsultas, el seguimiento remoto del estado de salud de los pacientes, la información y la comunicación en la distancia o la receta online de medicamentos sin necesidad de la consulta presencial son algunos de los campos identificados en la iniciativa. «Consiste básicamente en hacer posible una asistencia sanitaria sin recortes, con los mejores medios al menor coste», resumió.

Ruiz Poza defiende la idoneidad de Aragón como escenario del proyecto por tener «uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo» y un ecosistema de empresas y centros de innovación muy propicio.

«Tenemos grandes hospitales, grupos de investigación muy potentes y proximidad con el Gobierno», remarca. A ello se suma la ubicación geoestratégica de Zaragoza, a un radio de 300 kilómetros del 90% de la industria farmacéutica que hay en España.

En el clúster están convencidos del efecto multiplicador que tendría AMC, ya que permitiría un «desarrollo industrial» que generaría nuevos puestos de trabajo y dinamizaría el tejido empresarial del sector de la salud ya existente, además de favorecer la atracción de talento. Otro aspecto clave sería aprovechar las sinergías para posicionar a la comunidad en ensayos clínicos.

El proyecto ha sido ya presentado a varios departamentos del Ejecutivo autonómico y cuenta ya con la adhesión de 25 empresas y centros de investigación.