Sergio Atarés, del grupo Térvalis, descubrió a muchos de los presentes en el Consejo de Futuro de ayer, tanto participantes como público la «ventaja mundial» con la que cuenta Aragón por la abundancia en sus suelos de rizobiales, bacterias que fijan el nitrógeno al suelo y contribuyen a una fertilización de las plantas mucho más eficaz. Esto se traduce hasta ahora en un liderazgo en exportación de cultivos como la alfalfa, pero si en lugar de esto se apostase por su transformación en biomateriales, a través de biorefinerías, su valor se multiplicaría exponencialmente.

Atarés admitió que España se ha subido tarde al carro de la bioeconomía, para la que la UE dio ayudas millonarias que apenas han llegado; pero Aragón, insistió, tiene potencial para liderar este campo por materia prima, que además, frente a otras de primera fila -como las baterías eléctricas, basadas en un material, el litio, finito y no reciclable-, es totalmente renovable.

Otra de las intervinientes, Clara Arpa, CEO de Arpa, analizó el reto de la gestión de purines de cerdo, en una comunidad que está a un paso de aumentar de 8 a 20 millones su cabaña porcina y en la que y se están dando problemas de contaminación de acuíferos.

Apostó por que el establecimiento de granjas, buena solución al empleo rural, vaya acompañada de una solución a este reciclaje de residuos orgánicos.