La tranquilidad del municipio de Biscarrués se vio interrumpida el martes por la sentencia del Tribunal Supremo, que anula el proyecto del embalse tras desestimar el recurso de Riegos del Alto Aragón y ratificar el fallo de la Audiencia Nacional del 2017. La alegría fue la única que inundó la Galliguera, donde ayer sus vecinos rebosaron felicidad. «Estamos todos muy contentos porque después de muchos años de lucha, hemos quitado una losa que había en Biscarrués y en los pueblos de la zona», manifestó el alcalde de Biscarrués, Chema Giménez.

La emoción se sentía en cada rincón del municipio. «Para mí el río es sagrado», confesó Isabel Ciria, una vecina de Biscarrués, pero proveniente de Erés. «Siendo de Erés, es absurdo que yo quiera un pantano. Prima el valor sentimental, siempre será mi pueblo» comentó. «No hay necesidad de un pantano para que se pueda hacer regadío», añadió.

Las carreteras de acceso continúan lanzando el mensaje de pantano no, aunque difuminado por el paso de tiempo, y en los balcones sigue colgado el cartel de Río Gállego vivo, un lema que se escuchó en la terraza del bar de Biscarrués con más fuerza que nunca, a viva voz por algunos integrantes de la Coordinadora Biscarrués Mallos de Riglos. «Estamos emocionados, muy contentos, han sido muchos años de lucha, de rabia y esfuerzo, de echar horas de la vida. Es saber que eso ha estado bien invertido, que se ha hecho justicia», explicó Lola Giménez, portavoz de la coordinadora.

En esta terraza tomaron un café Daniel y María José Estacho ayer. «Nos sentimos como en una nube, todavía no me lo creo. Esto ha sido una victoria total y absoluta y creo que nos la merecemos» dijo ella. Daniel fue de los primeros que integraron el movimiento y aseguró que no se cree nada, piensa que dentro de tres meses «ya están a la carga otra vez». Aunque, «con la noticia me siento más joven», bromeó.

En Santa Eulalia, Beatriz Cuchí se sentía «exultante» y comentó que en general en la localidad se está satisfecho. Los vecinos de la Galliguera ya piensan en celebrar la noticia por todo lo alto, tal y como lo hicieron en los aniversarios de la coordinadora. «El martes recibimos muchas llamadas de teléfono, la gente lloraba y se emocionaba» comentó Lola Giménez.

En el fondo, tenían claro que la lucha iba a acabar en victoria. «El relato que construimos, para que le quede claro a todo el mundo, es que esta victoria es definitiva, porque bastante se ha especulado, se ha continuado gastando dinero publico en proyectos, porque no se ha movido una piedra, no ha entrado una máquina, han gastado millones de euros solo en papel, sabiendo que estaba judicializado», subrayó. Para ellos, ha sido una dura lucha, de «David contra Goliat», en muchos frentes: social, político, jurídico, ecologista y patrimonial.

La reivindicación ha sido un legado de generación tras generación hasta llegar a los 33 años de recorrido. Giménez se involucró en el año 2000, pero recuerda que cuando era pequeña, «mi abuelo y mi padre subieron a Ayerbe a cortar la carretera», detalló. La coordinadora lleva en pie desde 1987 y empezó con COAPE, que unía a una serie de pantanos muy antiguos, según Giménez. «COAPE derivó en la Coordinadora de Afectados por Grandes Embalses y Trasvases (COAGRET)», continuó.

Un giro en la lucha

Hasta el 2000, la lucha se basaba en hacer huelgas de hambre, manifestaciones, encadenamientos, protestas… Sin embargo, a partir de ese año se dio un giro y se iniciaron acciones para dar a conocer el territorio, primero «con las jornadas del Río Gállego, el descenso de navatas, las marchas, las plantas medicinales, la apertura de senderos, las ríorutas, los anillamientos…». En estos últimos 20 años el trabajo se ha guiado en conseguir que la gente fuera a la zona para conocerla. La atracción de visitantes ha desarrollado la zona y ha experimentado un crecimiento.

Según Riegos del Alto Aragón, la sentencia «deja claro que no pone fin al proyecto»

La Comunidad General de Riegos del Alto Aragón destacó ayer que la sentencia del Tribunal Supremo «de ningún modo» valora «la necesidad, el interés público o la prioridad» de la regulación prevista con esta obra pública. Los regantes insistieron en que el contenido de la sentencia «deja claro que no pone fin al proyecto» y que «el embalse de Biscarrués cuenta con un nuevo proyecto, que respeta los acuerdos de la Mesa del Agua de Aragón» y «no ha sido invalidado por la sentencia». «Su tramitación y nueva declaración de impacto ambiental deberá justificar debidamente el interés público superior de la obra», subrayaron, aseverando que «la regulación del río Gállego, y en concreto el embalse de Biscarrués, constituye una pieza fundamental para poder finalizar el sistema regable».