Bitbrain, la empresa spin off especialista en Neurotecnología y Neurociencia vinculada a la Universidad de Zaragoza, aplicará su tecnología para analizar la función cerebral y mejorar la capacidad cognitiva de los jugadores de League of Legends.

El estudio, que por vez primera usará la tecnología aplicada a la neurociencia con el fin de mejorar la capacidad de respuesta de un equipo de esports, recogerá datos de los jugadores a lo largo de diez días, informa la Unizar en una nota de prensa.

Durante la recopilación, los investigadores de Bitbrain podrán detectar pautas cerebrales diferenciales y analizar la respuesta de los jugadores a ciertos estímulos para optimizar las áreas cerebrales relacionadas con la memoria, la atención sostenida y la velocidad de procesamiento.

Esto aumentará su tiempo de reacción, concentración, velocidad en la toma de decisiones y capacidad para gestionar la multi-tarea, haciéndolos así más competitivos.

El análisis de la investigación se realizará mediante un protocolo que constará de una evaluación cognitiva al principio y al final del estudio, además de entre cinco y diez sesiones de entrenamiento cognitivo de treinta minutos cada una.

La evaluación se compone de test para medir la mejora del rendimiento cognitivo y registros de electroencefalograma (EEG) para medir los cambios neuroplásticos cerebrales responsables de las mejora.

Para la recogida de datos los investigadores usarán unas interfaces cerebro-computador similares a una diadema que, a través de unos sensores, recibirán parámetros en torno a la atención, la velocidad de procesamiento y funciones ejecutivas como la memoria de trabajo.

Durante el procedimiento, los investigadores podrán alterar la función cerebral de los jugadores actuando sobre las propias ondas eléctricas y mejorar así su funcionamiento de forma personalizada no invasiva a través de imágenes o sonidos.

Se trata de una técnica que ya se ha usado con deportistas de élite y que en población general ha logrado incrementar un 25 % de media la actividad cerebral de las áreas relacionadas con el rendimiento cognitivo, con la ventaja de que dichos cambios tienen potencial -a diferencia de los causados por fármacos o estimulación eléctrica- para consolidarse en el tiempo, explica la institución académica.