El director de la Real Academia Española (RAE), José Manuel Blecua, ha dicho hoy que el diccionario de la lengua es "como el ave fénix, se va rehaciendo y va renaciendo cada vez más", que se cambiarán las observaciones que sean justas y que lo que esté documentado "no tiene discusión posible".

Blecua así lo ha manifestado en una entrevista con Efe, con motivo de la presentación en Zaragoza de la veintitrés edición del Diccionario de la lengua española de la RAE, en la que ha informado de que esta obra se colgará "inmediatamente" en la página web de la Academia, ya que las últimas erratas se corrigieron en agosto y se está metiendo la información en la base de datos.

Precisamente, la web de la Academia ha registrado 46 millones de consultas en el último mes, "de todo el mundo y a todas las horas".

Asimismo ha dicho que en un futuro, también inmediato, se pondrán en marcha las aplicaciones digitales para los teléfonos y las tabletas, que funcionan muy bien y serán más rápidas y completas que las antiguas.

Una cuestión para la que sí hay dinero, ha apuntado Blecua, quien sin embargo ha agregado que "desgraciadamente, la Academia está pasando por unos momentos muy duros", al tiempo que ha anunciado que mañana celebrarán una junta de gobierno y posteriormente dos plenos para estudiar las posibilidades.

"Probaremos todo lo que haya que probar", ha afirmado el director de la RAE, quien no ha querido desvelar si se presentará de nuevo al cargo, en el que ya lleva cuatro años. "Me lo tengo que preguntar y me lo tengo que contestar, todavía no tengo decidido nada", ha dicho.

Blecua (Zaragoza, 1939) ha reconocido que han tenido problemas con algunas acepciones de vocablos, como gitanada, judiada o autista, y ha señalado que, aunque lo que no pueden hacer es cambiar la historia de la lengua, "todo lo demás si que lo pueden cambiar".

Ayer, en la capital aragonesa, donde impartió una conferencia, fue a verle el representante de la comunidad gitana de Aragón y le entregó un libro, algo que le agradeció mucho, y después de hablar mucho rato han quedado en que hablarían todo lo que hiciera falta, ha explicado a Efe.

En este sentido, ha informado de que se atenderán "las observaciones que sean justas", es decir las que correspondan a los criterios lexicográficos más científicos.

"Lo que esté documentado no tiene discusión posible, pero las que realmente no tengan ningún fundamento lingüístico no se atenderán", ha subrayado.

Según Blecua, esta edición ha estado precedida por cinco electrónicas, de unas 2.000 veces cada una, en las que el último diccionario, de 2001, ha sufrido enmiendas, que se podían consultar en Internet y que han permitido que la obra fluyera con "cierta rapidez".

Ya que en su opinión montar un diccionario de 93.000 palabras (de ellas 6.000 nuevas) es una cosa "muy complicada". Han sido trece años, el último sólo para la corrección de pruebas y el montaje, ha dicho Blecua, para el que ha sido un "honor" estar en esta edición, cuando han pasado 300 años desde que varios académicos decidieron su creación.

Por ello, para el director de la RAE con esta obra, editada por Espasa y presentada el 16 de octubre en Madrid, se cierra una época de una "tradición hermosísima" y ha llegado el momento en el que posiblemente tendrá que cambiar de estructura, de funcionamiento, porque la lexicografía ha avanzado muchísimo.

Es una obra que "como el ave fénix se va rehaciendo y va renaciendo cada vez más, pero llegará un momento en el que habrá que pensar en cambiar", porque la informática variará completamente sus posibilidades, ha subrayado.

En esta edición, desde el punto de vista tipográfico, ya ha incorporado características diferentes a la anterior, por ejemplo un paréntesis informativo.

Asimismo, supone una innovación de elementos que han aparecido y otros que han desaparecido, en concreto 1.400 que han pasado al diccionario histórico, porque ya no tenían vigencia, y por otra parte una renovación, porque tiene 145.000 enmiendas, "quizá la operación más compleja que ha tenido el diccionario en su vida".

En general, ha subrayado que se ha procurado que refleje como se habla en la calle, porque todo está documentado, pero no quiere decir que sea el reflejo de toda la sociedad, y ha puesto como ejemplo "cagaprisas", una expresión divertida, muy típica, que aparece por primera vez, pero malsonante del español actual.

Ya que el español lo hablan más de 400 millones, una extensión gigantesca, que va de la Tierra del Fuego hasta Chicago, y los españoles solo representan el 9 por ciento de los hablantes, ha explicado.

En este sentido, ha señalado que la extensión, las peculiaridades, la riqueza y la variación que hoy tiene el español en el mundo es imposible de reflejar en un libro, aunque los americanismos, con 19.000, están muy bien reflejados.

También ha informado de que incluye más de 800 aragonesismos (de los que 73 son sólo de Huesca, 26 de Teruel y 9 de Zaragoza).