Una boda con magia, con sueños de antaño que se cumplen. Así será, sin duda, la ceremonia matrimonial de la deportista y diputada del PAR en las Cortes, Teresa Perales y el periodista deportivo Mariano Menor. La fecha lleva tiempo fijada, el vestido lo eligió ayer y la ilusión se desborda conforme pasan los días en lo que ya es una cuenta atrás.

La boda se celebrará el próximo 8 de enero, en la basílica del Pilar, pero ninguna de estas cuestiones son casuales. De hecho, el afán, la determinación y el esfuerzo que esta zaragozana ha demostrado siempre en su carrera deportiva tienen su paralelo en los detalles de la boda. "No había dudas sobre el sitio. Toda mi vida había pensado que el lugar de mi boda sería el Pilar, porque es lo más representativo de esta tierra y también porque quiero mucho a la virgen", explica Teresa, que añade: "Respecto a la fecha, la escogimos el 8 de enero de este año. Decidimos que nos casábamos y que el día ideal era justo un año después".

Junto a la fecha y el lugar, otros detalles importantes también están ya cerrados, como el vestido. Precisamente Teresa se probó ayer el que ya imaginaba que iba a ser su traje de novia. "La decisión definitiva la he tomado hoy --por ayer--, al probármelo. Lo vi en un catálogo y me quedé prendada, tanto que ya no he mirado más. Y es que yo tenía claro que mi traje de novia tenía que ser uno del que nada más verlo dijera éste", comenta Teresa, quien prefirió no desvelar los detalles del vestido, ya que "es un secreto que las novias prefieren guardar". Por eso, sin romper el hechizo, sí adelantó que es un vestido de Isabel Aguado, de la tienda Sisinia, en la calle Don Jaime de Zaragoza.

Más detalles: el banquete será en el hotel Palafox y el viaje de novios, aunque todavía no está cerrado, abarcará en principio unos quince días por norteamérica. Más allá de eso, Teresa Perales vive estos días "en plena vorágine, aprovechando los ratos libres para hacer las gestiones de la boda, como la lista de invitados". En ese sentido explica que será amplia para lo que es una ceremonia normal, sin gran derroche.

Pero a pesar del continuo trasiego que requieren los preparativos y la cercanía de la fecha, no hay visos de tensión. "No estoy nerviosa, al revés, tengo una total tranquilidad con respecto a la boda. Estamos los dos muy ilusionados, nuestras familias también. Sólo espero que no llueva ese día, por lo demás estoy serena", afirma.

Además de tranquila, la deportista y diputada asegura que se siente feliz. Seis medallas en los Juegos Paraolímpicos de Atenas, un intenso trabajo en las Cortes y, ahora, su boda. "Sin duda, el mejor oro de mi vida me lo llevo el próximo 8 de enero", sentencia.