El fatídico beso de Isabel a Diego, que nunca llegó a producirse, fue ayer el protagonista del drama de los Amantes de Teruel, que ha atraído a la ciudad a miles de personas ansiosas de sumergirse en su ambiente medieval. El acto tuvo lugar en la plaza del Torico, a las ocho de la tarde, ante miles de personas que a duras penas cabían en el emblemático centro urbano, que tiene capacidad para 7.000 espectadores, si bien el escenario ocupa una parte importante del espacio.

Diego, interpretado por Ángel Loras, plenamente recuperado del susto que le dio ayer su caballo, llegó allí por la calle de Santa María ante el clamor de los concentrados. Su papel activo terminó ayer mismo, con su muerte ante la negativa de Isabel, pero hoy reaparecerá con motivo de la comitiva fúnebre que acompañará su cadáver en medio del dolor popular. La últimas escena se desarrollará en el atrio de la catedral y será uno de los puntos culminantes de la recreación.

Pero el beso que Isabel negó a su amado una vez casada fue uno entre los muchos actos que ayer acapararon la atención de propios y extraños en unas calles donde se suceden las atracciones y que cuentan además con un mercadillo de 200 puestos y con otros 150 puntos montados por las peñas y otras entidades.

COLAS EN EL MAUSOLEO

Diversión no falta en Teruel estos días. Ayer centenares de personas formaron una inacabable foto para visitar el mausoleo de los Amantes, mientras que una multitud compacta se abría paso con dificultad entre las jaimas montadas en el paseo del Óvalo. Lo mismo sucedía en la plaza de la Catedral y en la Escalinata, en la que se desarrollaron distintos espectáculos, entre ellos uno de cetrería y otro de títeres.

Además, los niños pudieron disfrutar con los juegos específicos para ellos que se realizaron en ese mismo emplazamiento y en el que no faltaba un tiovivo activado con pedales.

Otro foco de atención fueron las justas desarrolladas en la plaza de toros, en la que los caballeros, perfectamente caracterizados, exhibieron sus destrezas tanto con las monturas como con las armas, para delicia del numeroso público que asistió a la lid.

Los puestos de comida, por lo demás, recibieron asimismo a numeroso público. Como hizo, igualmente, el espectáculo de mondongo medieval que se montó en el Óvalo.

Ante esta avalancha de visitantes, la impresión de numerosos hosteleros es que estas Bodas de Isabel pueden ser de récord. Si las calles son un buen termómetro, pocas veces se habían visto tantas aglomeraciones, y además los hoteles, en su mayoría, alcanzaron o rozaron ayer el lleno total, tanto en la ciudad, como en un radio de unos 50 kilómetros.

De forma que todo está listo ya para que termine el tercer acto de este drama convertido en leyenda por autores como Tirso de Molina y Juan Eugenio Harzentbusch. Un hecho legendario que coloca a Teruel entre las ciudades europeas del amor, en una ruta llamada a tener un gran futuro turístico.