Los Bomberos de Zaragoza encontraron ayer el cuerpo sin vida del hombre que llevaban buscando desde el domingo y que fue visto por última vez intentando cruzar el Ebro a nado. Desde entonces el cuerpo se dispuso a buscar al desaparecido en las riberas y dentro del cauce, una tarea para la cual han contado con la ayuda de la Policía Nacional. El fallecido es un hombre de 29 años de origen marroquí.

La labor de búsqueda contó ayer también con el apoyo de dos canes del cuerpo de Bomberos adiestrados para encontrar cadáveres sumergidos. Fue precisamente uno de estos perros el que encontró el muerto. El nombre del animal es India y es de raza Labrador y según explica el jefe de Intervención y coordinador de especialidades de los Bomberos, Jesús Araguás, la ayuda de estos ejemplares muchas veces se torna indispensable para encontrar restos humanos.

Los perros van subidos en una lancha neumática y se sitúan en la proa. Desde ahí van rastreando y son capaces de detectar los gases que emanan los cadáveres desde el lecho de los ríos y lagos . «A veces marcan justo en el punto exacto y otras, si hay viento o corrientes, un poco más allá, pero sin ellos sería mucho más difícil», cuenta Araguás. Estos dos canes no solo han trabajado en nuestra comunidad, ya que también han colaborado en tareas de rescate después de inundaciones en Cataluña.

Las condiciones de búsqueda en el Ebro del hombre desaparecido se habían complicado por el bajo caudal del río durante estos días, lo que impedía el uso de motos de agua, con las que se pueden cubrir más rápido superficies más grandes. Durante la jornada de ayer los buzos de Bomberos estuvieron palpando (literalmente, dada la poca visibilidad que hay) el lecho del río en busca del cuerpo. Además, la Policía Nacional revisó las riberas con motocicletas y un helicóptero trató de localizar el cuerpo desde el aire. «Estábamos esperando a que el cuerpo volviera a la superficie, que es algo que suele pasar al tercer o cuarto día», explica Araguás. «Las condiciones para buscar en un río nunca son las idóneas porque si hay poco caudal no puedes navegar y si hay mucho suele haber corrientes que complican las labores de búsqueda», añade este experto en rescates.

Finalmente, los cuerpos implicados en la búsqueda del desaparecido dieron con el cuerpo del joven a las 15.00 horas, después de haber estado rastreando el río con los perros desde las lanchas. Dieron con el cadáver en el fondo del río a la altura del Pabellón de España de la Expo. Es decir, un poco más abajo de donde desapareció, en el Pabellón Puente.

«La de debajo del Pabellón Puente es una zona peligrosa porque aunque parezca que no cubra mucho hay varios pozos», cuenta Araguás. «Desgraciadamente este tipo de rescates son bastante habituales y muchas veces resultan muy complicados. Cuesta tener resultados rápido, aunque también hay veces, y eso hay que decirlo, en las que si el aviso el rápido logramos sacar a las personas del agua con vida», añade. Araguás insiste, de todas formas, en que todas las precauciones son pocas a la hora de meterse en el río. «Primero tienen que consultar si el baño está permitido. Si es así, no hay que meterse descalzo, porque puede haber cristales en el fondo que nos hagan daño», advierte. Además, el agua no está tratada, lo cuál podría causar infecciones en las heridas. En definitiva, Araguás recalca que «un río no es una piscina».

El cuerpo del hombre encontrado será llevado al instituto anatómico forense para realizarle la autopsia, pero a primera vista el cuerpo no presenta indicios de nada sospechoso.