El ministro de Defensa, José Bono, realizó ayer unas contundentes declaraciones en Moscú al afirmar que no es "aceptable" que únicamente paguen militares por los errores en el accidente aéreo de Yak-42, en el que fallecieron 62 soldados españoles. Estas palabras llegaron un día después de que la juez de la Audiencia Nacional Teresa Palacios concluyera los interrogatorios a los cuatro mandos imputados y a los dos testigos citados por la magistrada.

Bono se mostró en contra de que "las responsabilidades se sitúen exclusivamente" en el ámbito militar. Y aunque no acusó explícitamente al exministro Federico Trillo de ser el culpable de hechos como la repatriación de los 30 cadáveres que estaban mal identificados, lanzó un duro mensaje contra los anteriores dirigentes de su departamento.

"Para mí es mucho más responsable quien mandaba que quien obedecía, aunque se equivocara", señaló. Ahora bien, según informó Efe , matizó que las medidas políticas las debe exigir el Congreso.

Con sus palabras, Bono contradijo al jefe del equipo médico español desplazado a Trabzon (Turquía), el general en la reserva Vicente C. Navarro, quien el pasado lunes asumió toda la responsabilidad por los fallos en las identificaciones y admitió que no se realizaron autopsias. Y eso a pesar de que, tal y como informó ayer este periódico, había firmado los certificados de defunción de los fallecidos y aseguraba en ellos que sí se llevaron a cabo las pruebas necroscópicas. Navarro no quiso atribuir a Trillo la orden de repatriar los cuerpos mal reconocidos.

A juicio del ministro de Defensa, el mejor modo de honrar a los muertos es a través de "la verdad". "Y la verdad es que se les mintió gravemente cuando se les dijo, por ejemplo, que no había muestras de ADN para hacer las comprobaciones y después resultó que se había firmado el acta", concluyó.

Por otra parte, el presidente de la Asociación de Familiares del Yak-42, Carlos Ripollés, calificó de "patético" el testimonio de Navarro en la Audiencia Nacional y recordó que el general "no tenía ninguna experiencia para hacer autopsias". "Primero dijo que su trabajo había sido riguroso y bueno, pero al final ha tenido que reconocer que no fue así", criticó Ripollés.

El presidente del colectivo definió a Navarro y al otro general que permitió la repatriación de los cadáveres, José Antonio Beltrán, como "dos estómagos agradecidos" y calificó de "esperpéntico" que el exministro siga como diputado en el Congreso: "Trillo y el exsecretario general de Política de Defensa, Javier Jiménez-Ugarte, son las manos negras. Confío en que ambos comparezcan finalmente ante la juez. Trillo debería dimitir y ponerse a disposición de la Audiencia Nacional".