Torrellas ha derribado su casa consistorial para intentar borrar las huellas de la tragedia. El pasado 14 de septiembre, en plenas fiestas, cuatro personas fallecieron aplastados al desplomarse el balcón de la fachada principal del ayuntamiento. Otras veinte personas resultaron heridas de diversas gravedad entre los numerosos vecinos que esperaban abajo la llegada del toro de fuego y la decena de personas que se encontraba en el balcón, según aseguraron varios testigos.

Desde aquel día, los habitantes de Torrellas siguen sin poder olvidar. La Casa de la Villa ha continuado presente en la mente de todos los vecinos pero también físicamente hasta hace poco en la plaza mayor. El teniente de alcalde, Juan Luis Ruiz, explicó que los representantes políticos --con el apoyo de los vecinos--, decidieron derribar el edificio y construir un inmueble nuevo "para eliminar una imagen que nos recuerda demasiado aquel trágico día, aunque tampoco vayamos a poder olvidarlo por ello".

En el momento de la tragedia, sobre las 1.30 de la noche, se encontraban en la plaza Mayor unas 2.000 personas --casi la totalidad de los vecinos y visitantes que habían acudido a las fiestas--, por lo que se vivieron momentos de gran dolor y confusión. Las personas que estaban más cerca de la fachada consistorial acudieron inmediatamente a levantar los bloques del balcón que habían caído al suelo para poder sacar las víctimas que se encontraban aplastadas. Mientras, el resto de vecinos recorría la plaza en busca de sus familiares para comprobar si alguno de ellos estaba entre los afectados.

NUEVO DISEÑO "La nueva casa consistorial será un edificio completamente distinto", explicó Juan Luis Ruiz. El proyecto, que ya ha comenzado a redactarse, prevé un cambio radical respecto al diseño del anterior edificio para evitar comparaciones y que los vecinos lo asimilen con aquél en la medida de lo posible. La actividad del municipio pasa cada día frente a la fachada donde se produjo la tragedia. En ella se encuentran numerosas tiendas, comercios y casas rurales, por lo que su imagen estaba omnipresente en la realidad cotidiana del municipio, e incluso, algunos turistas solían fotografíarse con la macabra estampa.

La investigación sobre las causas del accidente aún no han concluido. Según informó a este diario el teniente alcalde del municipio, "la causa sigue en el juzgado y todavía no se ha dirigido nadie a los responsables del ayuntamiento para comunicarles los resultados de los análisis". El recinto fue precintado desde la fatídica noche hasta prácticamente su derribo para que los peritos y los técnicos pudieran recabar datos y muestras de los materiales de la estructura.

El balcón del consistorio había sido renovado en dos actuaciones realizadas en 1975 y 1994. En la primera ocasión se rehizo de nuevo colocando unas viguetas de hormigón armado. La segunda fue la encargada de embellecerlo con losetas de piedras, un elemento que podría haber añadido más peso al voladizo. Sin embargo, habrá que esperar a los análisis y cálculos de resistencia de los restos y cascotes para confirmar cuál fue la causa exacta que provocó la tragedia.