Fue a finales de los años 80 cuando nació el programa Erasmus, un proyecto de intercambio universitario a nivel europeo que poco a poco ha ido acogiendo a nuevos países. Hasta ahora. El Reino Unido, a través de su acuerdo con la Unión Europea para hacer efectivo el Brexit, se ha cargado este plan, por lo que los estudiantes españoles ya no podrán asistir a los colleges británicos. Ni los británicos podrán venir a las facultades españolas.

En Zaragoza el programa Erasmus siempre ha tenido una buena acogida y perder un número significativo de destinos se ha vivido con lástima. Pero, ¿por qué Boris Johnson ha decidido eliminar estos intercambios? «Erasmus ha sido, posiblemente, el mejor instrumento que ha existido hasta ahora para crear conciencia europea, por lo que su intención ha sido clara y congruente con el Brexit», explica el vicerrector de Internalización y Cooperación de la Universidad de Zaragoza, Francisco Beltrán. «Me parece muy triste la salida del Reino Unido de la Unión Europea», añade.

En el caso de la institución aragonesa, el saldo entre los alumnos que partían hacia las islas británicas y los que llegaban a Zaragoza era negativo, es decir, «mandábamos más estudiantes de los que recibíamos», explica Beltrán, aunque en los últimos años esa tendencia se había llegado a revertir puntualmente. En el curso del 2018-2019, según los datos del vicerrector, la relación aproximada fue de ocho aragoneses enviados por cada cinco británicos que vinieron, mientras que el año pasado (y a consecuencia del covid) se fueron más de tres estudiantes de la Universidad de Zaragoza por cada cinco que vino desde Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte, las naciones que componen el Reino Unido.

Y entre los más perjudicados por este Brexit universitario están los estudiantes y los profesores del grado de Estudios Ingleses, «por motivos obvios», apunta Beltrán. «En ingeniería o en otros campos las universidades inglesas no siempre son las mejores», dice el vicerrector, pero por «razones lingüísticas» los alumnos de idiomas son los que más van a perder. «Puedes irte a aprender a otro país no anglófono, pero no tiene mucho sentido», añade. Irlanda, dentro de la Unión, se ha quedado como la única opción posible.

Marimar Azcona es la coordinadora del Grado de Estudios ingleses, en el que están matriculados unos 100 alumnos por curso. Muchos de ellos, comenta Azcona, «están deseando irse de Erasmus al Reino Unido desde que comienzan en primero» y ahora todas las opciones han desaparecido «de un plumazo». En esta carrera ofertan un total de 133 plazas Erasmus entre estudios de grado, posdoctorales y otras modalidades, y de ellas 52 estaban en universidades británicas. «En tercero de carrera me quedo siempre casi sin alumnos, porque se me van todos», explica. Ahora, el departamento del que depende el grado y los diferentes profesores ya están buscando aumentar las plazas en Irlanda para paliar las que se han perdido. «Tenemos ya convenio con la universidad de Galway, pero estamos intentado hacer otro con la de Dublín para dar más opciones», cuenta Azcona.

Este programa les permitía a los alumnos aragoneses «acceder al sistema universitario británico sin pagar más», que ahí es donde Erasmus resulta una ventaja. «Estudiar fuera siempre puedes hacerlo, pero si lo pagas. Con Erasmus pagabas las tasas de la Universidad de Zaragoza pero estudiando un año en Londres, por ejemplo. Eso es lo que se pierde, que es muchísimo», dice.

Zaragoza pierde profesores de inglés

Los estudiantes de Inglesa que se iban al Reino Unido, asimismo, tenían la opción de «entrar en contacto directísimo con el idioma y la cultura» en los que, precisamente, se están especializando. De entre las sorpresas que más se repetían en los alumnos aragoneses que acudían a universidades inglesas estaban «la gran cantidad de fondos que tienen en las bibliotecas y la forma de trabajar». «Cuando yo misma me fui de Erasmus al Reino Unido, en el año 97, me sorprendió que aunque cursaba seis asignaturas solo tenía dos horas de clase. El resto de la semana tenías que leer y prepararte por ti mismo los temas. Aprender de esa manera, de forma autónoma, es muy beneficioso y tristemente no es la forma que se utiliza aquí», relata Azcona.

Ella misma, como profesora en este grado, explica que le encantaba tener Erasmus británicos en clase porque eran «un aliciente para el resto». «Son nativos, por lo que no tienen vergüenza de expresarse en inglés y encima están más acostumbrados a participar, por lo que en el aula se generaban dinámicas muy buenas», detalla la profesora. Fuera del ámbito universitario, Zaragoza también perderá a muchos jóvenes ingleses que cuando venían de Erasmus trabajaban cuidando niños o dando clases particulares. «Estaban muy demandados por su dominio del inglés, claro», cuenta Azcona.

Los Erasmus que hubieran solicitado su plaza el año pasado no tendrán todavía problemas, es decir, podrán viajar al Reino Unido (si la pandemia lo permite) durante este segundo cuatrimestre, aunque tendrán que hacer más papeleo para poder estar en el país. Serán los últimos. A partir del verano, cuando acabe el curso, estudiar un año en el país del fútbol y el té será mucho más complicado.