Las residencias de mayores de Aragón también notan el avance de la cuarta ola de coronavirus en la comunidad. A pesar de mantener unas restricciones muy específicas, los centros no han sido inmunes a que los contagios también hayan llegado a su interior de forma más palpable tras la Navidad. Actualmente y según los últimos datos que se corresponden a la semana del 4 al 10 de enero, los brotes activos de covid en las residencias son 40 frente a los 27 que había en la semana previa a las fiestas (del 14 al 20 de diciembre). Es decir, 13 focos más.

Fueron pocos los usuarios que salieron de las instalaciones para estar con sus familias (solo se permitió a quien había pasado el virus), mientras que son los trabajadores quienes han tenido más contactos en su entorno personal fruto de los días señalados y de las entradas y salidas a los centros. «Esto es algo inevitable en todas las olas y la situación de ahora no difiere en absoluto de otros momentos donde ha habido un incremento de la transmisión comunitaria. Hay una relación directa la subida de brotes con lo que pasa en la sociedad», señalaba ayer a este diario el secretario general técnico del Departamento de Ciudadanía y Derechos Sociales de la DGA, José Antonio Jiménez.

De hecho, la actual dinámica repite el patrón surgido tras la ola que hubo en Aragón después del puente del Pilar, donde los focos crecieron desde finales de octubre y hasta mediados de noviembre para después bajar a una situación más favorable antes de Navidad. «Más del 80% de los brotes declarados en residencias son iniciados por la presencia de un contacto que entra y sale. Los centros no son el origen, sino que son subsidiarios de la situación epidemiológica general», añadía Jiménez. «El impacto de las visitas es muy reducido y las medidas son muy claras, así que básicamente quien más sale y entra son los empleado. Es la realidad y es inevitable, pero no es culpa de ellos porque pasa siempre», dijo.

En la misma semana de Navidad (del 21 al 27 de diciembre) se notificaron 38 brotes activos en residencias de Aragón, es decir, 11 más que los que había en su anterior (que fueron 27). Es cierto que la comunidad despidió el 2020 con 32 brotes porque estos bajaron ligeramente, pero el 2021 se empezó con una subida considerable hasta los 40 actuales. «También percibimos que cuando los casos crecen en una localidad a los días en la residencia de este lugar hay un brote. Al final, sus empleados viven en ese entorno y es común que esto suceda», explicaba Jiménez, dijo Jiménez.

Los centros intermedios, un éxito

Desde que comenzó la pandemia, los centros intermedios residenciales han sido «fundamentales» para la organización y el «desahogo» de muchas residencias. «Fue una idea sencilla, pero que se ha mostrado muy eficaz y estamos muy satisfechos con ella», añadía el secretario general técnico. De hecho, ni Casetas, ni Yéqueda ni Gea de Albarracín cerraron cuando al principio de verano todo pareció mejorar. «Siempre estuvieron latentes porque nosotros no veíamos muy claro eso de que la siguiente ola llegaría en otoño», señaló.

Actualmente, en estos tres centros hay 75 personas de las 107 plazas disponibles, mientras que desde que se pusieron en marcha han pasado por ellos 1.371 personas, de las que 841 lo han hecho desde el 1 de julio. «A pesar de la llegada de la vacuna vamos a seguir con las mismas restricciones. No nos la podemos jugar después de tanto esfuerzo», dijo Jiménez.