Los parques de Zaragoza comienzan a envidiarse unos a otros. Según el día de la semana y la zona, unos están en condiciones de recibir visitas y otros, con necesidad de ser retocados. Es el caso del parque Torre Ramona, donde los jardineros hicieron lo propio, y el Bruil, donde hace falta una limpieza profunda.

Conforme se alarga la huelga de los jardineros, la hierba crece y la basura se acumula. Y mientras el conflicto sube de temperatura, el césped exige un riego controlado. Más ahora, según los propios jardineros. Los paseantes de perros y las madres que llevan a sus hijos al parque a jugar se están convirtiendo en los vigilantes de las zonas verdes.

Es el caso de Edison Calderón. Pasea todos los días a un labrador por el parque Bruil y asegura que "en estas tres semanas de huelga ha ido empeorando mucho". Sentado en un banco está Manolo Gil. Ahora tiene 86 y en su día se dedicó a la jardinería. Asegura que esto es "un desastre" y que se "pagarán las consecuencias". "El alcalde Belloch, no debería permitir que ocurra esto", decía.

Al otro lado del río, en el Parque Macanaz, Bienvenido y Fidel Martínez están sentados en un banco a la sombra. Ambos critican a Belloch por haber optado por no intervenir en el conflicto. Bienvenido reflexiona que la empresa y los trabajadores deberían poner las cartas sobre la mesa y "analizar la situación honestamente y ceder uno y otros".

Andrés Ochoa explica que este parque lo riegan "como quieren y sin control". Critica que hay zonas en las que ponen el riego y "no hacen más que crear charcos por los caminos". Yolanda Povedano, también paseando a su perro, puntualiza que el paseo central del Macanaz sí se riega, pero el resto no.

De pasar el cortacésped "ni hablamos", decía. Crece y crece sin control y no gusta a las madres. "Los pequeños no pueden jugar porque esta descuidado y sucio", decía Conchi Plo sentada con su pequeño en un banco del Parque Bruil. "Las zonas infantiles están mojadas y los críos acaban sucios, se resbalan,... ". "que no", dice, "que no está en condiciones". En general, los corrillos de gente criticas la falta de mantenimiento de las zonas verdes, no tanto su suciedad. "Los servicios mínimos hacen lo que pueden y si hay que aguantarse, lo haremos". Para mantener limpias las zonas verdes de la ciudad, a pesar de que las papeles se vacían con menos frecuencia, "el civismo es esencial".