Se llamaba Naiara y tenía 8 años cuando la mataron. Lo hizo su tío Iván Pardo porque no hacía los deberes del colegio. Todo ocurrió en Sabiñánigo (Huesca) en julio del 2017. La niña llevaba apenas 13 días viviendo con su tío y con su abuela política. Menos de dos semanas en las que sufrió un infierno de malos tratos y humillaciones, algunas de las cuales fueron grabadas y fotografiadas. Hoy empieza el juicio contra sus tres familiares en la Audiencia de Huesca. La fiscalía y la acusación piden prisión permanente revisable para el tío de la cría y tres años de cárcel para su abuela, Nieves Pena, y el padrastro, Carlos Pardo.

El 24 de junio del 2017, el padrastro de Naiara Briones, con la aprobación de la madre, decidió enviarla a casa de su abuela. Ambos se habían conocido por internet y la mujer se instaló con él en Aragón. La excusa fue que la niña no estudiaba bien. Su tío Iván, que trabajaba como vigilante jurado, iba a encargarse de que hiciera los deberes. Lo hacía, según el escrito de acusación de Marcos García Montes, abogado del padre de la niña, obligándola a estar toda la noche de rodillas sobre unas piedras. La abuela, Nieves Pena, llegó a intercambiarse esos días por WhatsApp una imagen de su nieta «con orejas de burro puestas en la cabeza y arrodillada, con cara de absoluto miedo y tristeza», según recoge el sumario

Vídeos de los castigos

El tío enviaba mensajes de audio y vídeo al padrastro de Naiara en el que le relataba los crueles métodos que utilizaba con ella: «pues mañana, guijarros del río (para colocarle bajo las rodillas). Se apoyaba en la mesa para que no le hiciese efecto… La puse recta… Ahora se queja y ahora llora de que le duele, de que tiene las rodillas (se ríe), que le duelen. De momento hasta cenar se va a quedar así».

Golpes en la cabeza

En otro vídeo enviado por el tío al padrastro, «aparece la menor de rodillas sobre un libro o lo que podría ser un cuaderno» con la superficie cubierta de arroz o sal gruesa. Se observa a la niña llorando y quejándose: «Esto pica y duele». Una voz masculina, supuestamente la de su tío, le responde: «Estás así porque tú te lo has buscado».

El padrastro estaba en paro y se dedicaba al cuidado de sus dos hijas biológicas, de cinco y dos años, pero «se negó a la atención y cuidado de su hija política», según la fiscalía.

Todo terminó el 6 de julio del 2017. A las ocho y cuarto de la mañana, Iván entró en la cocina y le preguntó a la cría si había copiado 20 veces la lección del día anterior, como le había ordenado. No lo había hecho y su tío «comenzó a propinar golpes con los nudillos cerrados en la cabeza de Naiara».

El hombre se quitó entonces la camisa y le dijo a su sobrina: «Yo voy a sudar, pero tú lo vas a pasar muy mal. Te voy a dar durante 10 horas». Cogió una raqueta eléctrica usada para matar moscas, la hizo descalzarse y comenzó a darle descargas eléctricas. Como la niña gritaba desesperadamente, le metió un calcetín en la boca y se lo ató con un cinturón marrón.

Durante cinco horas, la golpeó «de forma salvaje, despiadada e inmisericorde», según el escrito de la fiscalía, y la hizo estar de rodillas sobre piedras de grava. La ató de pies y manos con grilletes y una cuerda. La golpeó en la cabeza con puños y botas con puntera de acero. También le pegó con una hebilla del cinturón en las plantas de los pies.

Según las investigaciones, el acusado hizo que sus dos hijas, de 14 y 12 años, primas de Naiara, presenciaran la sesión de torturas, que concluyó cuando la niña cayó inconsciente. Una de las chicas se lo recriminó a su padre, que la golpeó y le dijo: «Son mis normas. Yo mando y nadie me discute».

Cuando Naira se desplomó, el hombre ordenó a sus hijas que limpiaran la sangre y recogieran las piedras, las esposas y el calcetín usado para amordazarla. Luego, les ordenó que dijeran que Naiara se había golpeado al caerse por la escalera cuando iba a recoger el correo.

Después, avisaron a los servicios de emergencia. La niña murió en el hospital Miguel Servet de Zaragoza. Los folios en los que había empezado a hacer sus deberes fueron encontrados en el cubo de la basura. Aquel curso, Naiara había aprobado todas las asignaturas. Estudiaba tercero de primaria.