La Policía sigue incorporando medios para la búsqueda del cadáver de Víctor da Silva, que centran en el cauce del Ebro. Ayer llegaron a Zaragoza los buceadores de los Grupos Especiales Operativos (GEO) con base en Guadalajara, que hoy rastrearán, si el tiempo lo permite, el fondo de la presa de Pina de Ebro. Son los mismos efectivos que participaron, hace un año, en la del cuerpo del estudiante guineano Florencio Ayingono, encontrado días después de su intervención.

Junto a los submarinistas continuará su labor el helicóptero policial llegado desde Madrid, que cuenta con dos pilotos --para facilitar una búsqueda continuada con relevos--, un mecánico y un operador de cámara, acompañados por un agente del Grupo de Homicidios de Zaragoza. El aparato estuvo rastreando ayer, mientras hubo luz, el cauce y las orillas del Ebro, desde el embarcadero de Vadorrey hacia abajo. Las imágenes obtenidas por la cámara de alta resolución serán tratadas posteriormente para comprobar si hay contrastes de colores o texturas extraños que pudiesen corresponder con el cuerpo o la ropa.

Al operativo se unirán también, si el caudal del río lo permite, los Bomberos de Zaragoza, que también participaron ayer en la búsqueda, como anteayer lo hizo un dron provisto por una empresa madrileña, que analizó la zona del embarcadero desde baja altura, con la cámara. Fuentes policiales confiaron en que las circunstancias meteorológicas continúen siendo favorables --con un bajo caudal del Ebro y ausencia de niebla-- para poder mantener a los efectivos trabajando.

INCERTIDUMBRE El hallazgo del cuerpo de Víctor da Silva, el joven de 19 años que lleva desaparecido desde la mañana de Año Nuevo, sería un mazazo para la familia, pero contribuiría al menos a aliviar la "agonía interminable" que sufre la familia del desaparecido. Así la definió ayer su prima Thais, que actuó de portavoz. Son ya dos semanas sin noticias del joven, y aunque confían en que no cayese al Ebro --"es solo una hipótesis de la Policía", confió la prima--, esperan también tener alguna "confirmación", en el sentido que sea. "Realmente nadie sabe lo que pasó aquella noche", lamentó Thais.

La familia se mantiene en contacto con los amigos de Da Silva, que el pasado sábado organizaron una batida por la zona de la plaza Mozart, donde se localizó la última señal de su teléfono móvil, en torno a las 12.30 horas del día de Año Nuevo. Unas 200 personas, incluidos sus familiares, participaron en un rastreo en el que encontraron algunos efectos, como un teléfono móvil, pero que no pertenecían al joven desaparecido.